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A tono con la Ley de Soberanía Alimentaria 

Disímiles son las estrategias puestas en práctica para desarrollar los programas agropecuarios en Sandino, en aras de contribuir a la soberanía alimentaria. 

No obstante, en el último chequeo cuando se habló de resultados tangibles, los presentes, entre ellos presidentes de cooperativas, se dieron cuenta de que todavía hay mucha tela por donde cortar. 

Pese al seguimiento constante que recibe este tema en todos los escenarios, es realmente preocupante el atraso en la ubicación de las áreas a destinar para el cultivo de tabaco. Las que están localizadas se quedan por debajo de las capacidades reales del territorio. 

La objetividad y seriedad con que se le da seguimiento a los programas agropecuarios distan aún del estado deseado, incidiendo varios factores nada ajenos para los tabacaleros. Lo primero es que existe un compromiso que se suscribe bajo responsabilidades bien definidas entre quienes lo asumen y donde los incumplimientos pueden incidir negativamente en la Campaña Tabacalera 2023-2024. 

Es un criterio formado a partir de los incesantes análisis en relación con esta temática, de la que no se ha conversado cara a cara con cada uno de los asociados de las distintas formas productivas. Varias cosas pueden suceder, y lo mismo ocurre con los cultivos varios. 

Cuando se establecen cifras sin una consulta profunda con quienes realmente tienen la responsabilidad de ejecutar el plan de viandas, granos, hortalizas y frutales, lo más probable es que se cometan errores que después pesarán en el comportamiento del ciclo productivo. 

La consecuencia es que, como en otras etapas, se declare un nivel inferior al que realmente pueden producir. Y está pasando por cooperativas señaladas por incumplimientos en el plan de siembra de la presente Campaña de Primavera. 

No hay razón alguna para que después de varios meses de la visita de Jorge Luis Tapia Fonseca, viceprimer ministro cubano, el municipio no tenga previsto un plan de siembra de arroz. 

Ante cada caso específico es necesario definir por cooperativas a los productores de arroz, pues poco o nada concuerda con el propósito de poner en acción un programa de autoabastecimiento en un contexto que demanda mucha más eficiencia y más comida para el pueblo. 

Si a eso le sumamos las valoraciones sobre la necesidad de sembrar malanga al menos para las dietas médicas, sin resultados en la práctica, es posible vislumbrar el alcance y complejidad del fenómeno. Todo indica que es una utopía para un territorio con escasa cultura en la siembra de ese renglón y lastimado por la poca sistematicidad de las precipitaciones.

Conscientes de una demanda que con creces supera la oferta, las autoridades del municipio valoran alternativas alimentarias que complementan lo alcanzado en este orden. 

A pesar de medidas y más medidas para garantizar el acopio, lo triste es que no toda la leche de vaca está contratada. Continúan los incumplimientos y no pocos ganaderos en lugar de buscar variantes, buscan justificaciones para no entregar leche. Una cantidad importante se desvía, la que luego se comercializa a precios exorbitantes, en detrimento de la industria y las unidades estatales de Comercio que venden directamente a la población. A juzgar por la realidad constatada, en Sandino es el renglón más deficitario al incidir la falta de control y la poca preocupación por los productores. 

Lo cierto es que tales causas están presentes, unido también a otros males asociados; pero si cada productor asume de manera responsable su deber moral y procede como tal, sin lugar a dudas mejorarán los resultados y la industria cumplirá con quienes necesitan tan vital alimento. 

Sólo de esta forma, con disciplina y apego a la palabra empeñada, podrá asumir el territorio el aporte necesario que como siempre tendrán de beneficiarios a niños, embarazadas, enfermos y ancianos. 

Para revertir la situación en torno a los programas agropecuarios hay que hacer lo que corresponda y hacerlo de manera inmediata y sin trabas. 

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