Podrán pasar los años, pero desde marzo del 2020 y por ahora, vivir significa más que nunca andar todos los días sobre el filo del peligro.
Sandino -Si la vida anduviera realmente al compás mismo de las estadísticas podría decirse que en esta montaña rusa de la covid-19 andamos ahora mismo con el sobresalto que provoca el estrepitoso descenso.
Sí, porque para quien ha experimentado las alturas de los contagios, que durante semanas fue toda un preocupación está pendiente abajo resulta un sueño hecho realidad que viene hacer el tránsito hacia la normalidad.
Desde que en el municipio de Sandino ha ido declinando el número de pacientes positivos al virus del SARS-COV-2 la alegría invade cada hogar y comienzan a retomar la mayoría de las actividades cotidianas.
Pero me pregunto si esta nueva normalidad no implica continuar cuidandonos. Pues sì, a mi modo de ver, ahora más que nunca se deben extremar todas las medidas para no retroceder hacia la nefasta situación epidemiológica que tantas vidas a costado.
Esta nueva normalidad, implica otra vida: con el nasobuco protegiendo hasta la sonrisa, con la solución desinfectante a mano y en las manos, con la distancia que nos une en el cuidado de los otros, con la prudencia que no debiera dejar de acompañarnos nunca.
En un escenario que puede figurar complejo no debería desatarse ningún cabo, de la mano de estas medidas se hace urgente las pesquisas activas para detectar a tiempo posibles contagios.
Si ya hemos vencido las largas colas en la Consulta de Infecciones Respiratorias Agudas, los Centros de Aislamiento y el número elevado de contagios, la responsabilidad de cuidarse y protegerse es de todos.
Podrán pasar los años, pero desde marzo del 2020 y por ahora, vivir significa más que nunca andar todos los días sobre el filo del peligro.
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