Cuando de COVID 19 se trata
El mundo aprenderá a valorar más la importancia del Estado en la gestión pública, y en la implementación de políticas para la protección de sectores como la salud y la seguridad social.
El confinamiento del mundo ha traído importantes enseñanzas. Si bien pandemias del pasado como la viruela, la peste negra o la gripe española generaron un mayor número de muertos, un elemento en el siglo XXI hace que juegue un papel esencial en la contención viral: la información, tal y como acontece en Cuba, ejemplo a seguir en este sentido. Pienso que a partir de ahora, el mundo aprenderá a valorar más la importancia del Estado en la gestión pública, y en la implementación de políticas para la protección de sectores como la salud y la seguridad social.
En países como Italia y España, por solo citar algunos, se ha cuestionado el paradigma neoliberal y la poca eficacia de sus acciones para responder ante esta crisis. La COVID-19 nos ha enseñado cuanto nos necesitamos el uno del otro y cuán colectiva debe ser cada respuesta. Y de Estados Unidos, ¿qué decir?, una nación que ha visto morir a cientos y cientos de sus habitantes y el asunto sigue viéndolo como tema sin importancia. Penosa esta realidad. En nuestra nación muchos se han sumado al combate y los jóvenes están a la vanguardia.
Sus criterios son diversos “La COVID-19 va a impactar en el carácter del país; Cuba tiene una cultura de acercamiento y para nosotros es muy duro no abrazar, no dar besos, no saludar con las manos. Luego de esta pandemia, probablemente seremos más precavidos, estaremos más al tanto de las indicaciones de las autoridades sanitarias, nos cuidaremos más de las enfermedades respiratorias.
No subestimaremos un catarro. Así piensa Ibrahím, el médico que atendió en Sandino a los pacientes sospechosos en el centro de aislamiento habilitado en el hotel Cocibolca, junto al abnegado colectivo responsable de la tarea. Otros que allí prestaron sus servicios afirmaron: “Los jóvenes van a informarse más y a consultar las noticias de nuestros medios de comunicación”, “Nos hemos crecido, no solo en el extranjero, sino aquí en nuestra patria”, “A muchos habrá que colgarles una medalla en el cuello, es cierto”, “Nuestros médicos y demás personal de la salud merecen el Premio Nobel de la Paz” Los mensajes por redes sociales y otras vías han sido también expresión de entrega y seriedad: “Mi mensaje es también de apoyo y agradecimiento a todo el personal de salud que en Cuba y otras partes del mundo está enfrentando esta pandemia, en especial a los médicos cubanos y estudiantes de las Ciencias Médicas que todos los días le dan duros golpes a la COVID-19”, “Que se queden en casa y no descuiden las medidas. Que ayuden a los ancianos de sus comunidades, que aporten. Este es el momento de hacer valer la frase “Somos Cuba”, “Que se pongan para esto, que aprovechen el tiempo, que estudien y ayuden a los hermanos menores, a los abuelos; que traten de ser útiles” La enseñanza que nos deja la COVID 19 es que debemos aplicar desde los Estados la teoría de los bienes comunes que surgen de las necesidades humanas, en la lógica de un desarrollo sostenible y sustentable, no ecocida-suicida, para que los Derechos Humanos se defiendan y protejan en todo momento y lugar en forma indivisible y no sólo por la pandemia actual.
Solo así se dirá que el ser humano será racional; de lo contrario, quedará un duro interrogante sobre la racionalidad humana. Con seguridad, nuestra nación es abanderada en esta gran conquista a favor de la vida.
Por
Marelis Corvea Barreto