Nadie puede enmarcar el papel del médico en la sociedad. Desde épocas inmemoriales su sola presencia da fuerza y esperanza. En estos tiempos de pandemia, cuando las medidas a cumplir deben ser inviolables, para los convalecientes la visita del galeno es agradecida y recordada.
Hoy mi crónica pretende resaltar la valía de dos de ellos que no encuentran reparos para atender y animar. Uno es risueño, carismático y un eterno estudioso.
Todos en Sandino lo llaman El Gallego. Inspira confianza y su lealtad a la medicina la demuestra con la gentileza con que atiende a sus pacientes. Escucharlo vale la pena y es que su forma de explicar y enseñar motiva a quién pretende aprender de sus conocimientos. Su jovialidad es acicate para quien lo espera y su palabra aldabonazo seguro y oportuno. Cómo no enaltecer a quien no tiene reparos para escuchar y sugerir!
La paciencia y el tesón son sus armas más preciadas . Él es toda dulzura y su forma de atender va cargada de respeto y consideración. Solo conozco su lado profesional pero estoy segura que así también es en casa . Osniel Soto es otro de los médicos que hacen gala de su altruismo y camaradería.
Gentil, considerado, propio del cubano valioso que asume su rol en cumplimiento del deber . Su sonrisa es cuidadosa y no pierde la postura ni la hidalguía. Muchos pudieran aprender de ellos.
Aunque no busquen el triunfo son verdaderos ejemplos para el camino a seguir. En estos tiempos de pandemia sentirse acompañado de los facultativos es esencial . No perder el rumbo fijo implica hacer todo lo que se pueda , asumir responsabilidades y no cansarse en el empeño. El Gallego y Osniel Soto pueden enseñar , a ellos agradecemos todos los sandinenses.
Raisa Díaz Miranda
Continúa proceso de vacunación contra la COVID-19 en Sandino