La obra de Fidel perdurará siempre. Fidel guió a los que querían Patria y lucharon por ella. Su inteligencia y altruismo ayudaron a construir la Sociedad socialista.
Para escribir de él no bastan lápiz y cuaderno, hay que sentir amor por la Patria y saber morir por ella. Quiso la historia que las raíces libertarias dieran fruto en el camino a seguir.
Así el 13 de agosto de 1926 a las dos de la mañana en la finca Manacas en Birán, Mayarí, actual provincia de Holguín, nació Fidel Alejandro Castro Ruz.
Considerado un buen alumno, excelente deportista, incansable lector, atento y disciplinado. Cautivado por las grandes batallas de la historia y sus héroes fue moldeando su estirpe de guerrero justo y libertario. Bebió de la valentía , la hidalguía, la perseverancia, la sabia de incontables patriotas cubanos y en ello encontró el camino a seguir.
Su pensamiento martiano abonó el actuar revolucionario en la gloriosa tarea de concluir victorioso la guerra de liberación comenzada en La Demajagua.
Fue su mérito declarar a Cuba Primer territorio libre en América. Fidel guió a los que querían Patria y lucharon por ella. Su inteligencia y altruismo ayudaron a construir la Sociedad socialista.
Hoy es ejemplo de muchas generaciones, a pesar de su partida física las ideas del Comandante en Jefe perdurarán en la conciencia nacional del pueblo cubano. Hoy más que nunca brilla su estandarte para alertar y preparar a las nuevas generaciones.
Su legado es valioso tributo ante el influjo perverso del vecino del norte.
La gloria perpetúa a un hombre que tuvo como ideal supremo el amor a la Patria y al mismo tiempo la humildad para afirmar como el Apóstol, que ¨Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz¨. La obra de Fidel perdurará por siempre.
Fidel, guerrero de mil batallas
Por Raisa Díaz Miranda