La universidad cubana se adapta a las demandas actuales de conocimiento de nuestra sociedad. Los estudiantes, inspirados por el ideario de Mella y Fidel, asumen desafíos académicos y sociales con compromiso revolucionario
El protagonismo de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en los centros de altos estudios cubanos y sandinenses se hace evidente cada día. Y muchos son los retos actuales que asumen los jóvenes universitarios en la universidad de estos tiempos.
El perfeccionamiento continuo de la educación superior pone de manifiesto la pertinencia de la universidad cubana; esa que se renueva continuamente, dada la necesidad siempre creciente de actualizar y ampliar el conocimiento.
A partir del año 2000, profundas transformaciones tuvieron lugar dentro del sistema de educación superior cubano. Estas estuvieron dirigidas también a que cada quien, desde su carrera, interviniera y se convirtiera en protagonista de los sucesos y los procesos de su comunidad. De hecho, son algo natural y cotidiano los aportes de las casas de altos estudios fuera de sus muros. A la vez que traen a las aulas la cultura del entorno, para estudiarla, y preservarla. Y es así porque lo exige la época actual. Obviamente, esto representa enormes desafíos, tanto académicos como sociales.
Para responder a esos retos, la nueva Universidad cubana ha traspasado sus muros tradicionales, y los universitarios ahora desarrollan sus procesos en estrecha relación con toda la sociedad, particularmente en las distintas comunidades.
Sin duda alguna, en este torrente transformador, los centros universitarios llevan a cabo innovaciones pedagógicas con el objetivo de elevar la calidad de la enseñanza. Estas son implementadas y validadas, según nos aseguraban también muchos de los que allí forman a los profesionales que necesita la Patria.
Además, alegaban estos educadores, se ofertan nuevos programas para responder a las demandas existentes, derivadas por una parte de las necesidades específicas del país, de un determinado sector productivo, o de nuestro territorio en particular.
En fin, las casas de altos estudios en Cuba y sus universitarios, se acercan y se parecen más a sus gentes. Para los jóvenes comprometidos con su época, todo tiempo es corto para hacer. Esto dice mucho de la impronta de esta juventud que está a la altura del momento histórico que vive. La misma que se empeña en decidir su futuro, y en vivirlo «de a lleno» junto al de su nación.
Y claro que «hace 100 años, esta Universidad era un hervidero también; era un hervidero de jóvenes que pretendían tener la libertad que hoy tenemos nosotros en esta Cuba». De ahí la importancia de renovar la FEU, que se asocie más a estos tiempos y que los identifique, porque urge renovar y crear ideas nuevas.
La principal motivación es consolidar en cada estructura de base y en cada brigada, aquello que aún falta por hacer. El propósito es y será seguir, desde la frescura y el ímpetu de los que allí se forman, transformando y aportando a la construcción y el fortalecimiento del proyecto social cubano.
Tuve la oportunidad de sostener un encuentro con algunos jóvenes que hoy estudian en el Centro Universitario Municipal Hermanos Saíz de Sandino. Y ellos aseguraban que asumen resueltamente el ideario y el pensamiento de Mella y de Fidel. Y lo hacen, decían, porque su eternidad y permanencia para todos los tiempos y sin fronteras resulta como un compromiso de lucha revolucionaria, franca y abierta para, por y desde el pueblo.
El ideario de los que fraguaron la Patria, aquellos que desde las casas de altos estudios hicieron Revolución, adquiere hoy una especial vigencia. Sobre todo, por las actuales transformaciones que vive la universidad en Cuba y se hacen presentes acá en nuestro municipio, protagonizadas por todos los estudiantes, que en masa compacta respiran y palpitan compromiso. Y esto ocurre, claro está, para bien de una sociedad que tiene en los miembros de la organización joven más antigua de Cuba, baluartes seguros de la edificación del más justo de todos los proyectos sociales.