A pesar de los obstáculos y dificultades, Ida comienza a ser historia en Pinar del Río, y la recuperación tras su paso es la nueva lección.
El huracán Ida ya forma parte de la historia ciclónica de la provincia de Pinar del Río, un territorio con una vasta experiencia en el enfrentamiento a este tipo de eventos meteorológicos.
A pesar de los vientos y lluvias, Ida no logró amedrentar a los pinareños. Vivencias anteriores indicaban que esta vez los daños serían menores, pero la amenaza era mayor, por el riesgo que representa la alta transmisión de COVID-19 en todos los municipios.
Sin embargo, como siempre, la disposición de los vueltabajeros fue protegerse, cuidar sus bienes y preservar la vida, un verdadero reto en medio de una situación epidemiológica tan compleja.
Así, se puso a prueba una vez más la capacidad de resistencia de los nacidos en esta tierra, gente laboriosa, responsable y disciplinada, que desde la madrugada del pasado sábado se volcó a las labores de recuperación, con la misma premura con la que Ida organizó su estructura y transitó por el occidente cubano.
Aquí, desde hace varios días, manos laboriosas ayudan en la recogida de escombros, en la recuperación de afectaciones en techos y viviendas, atendido con esmero a quienes con esfuerzo y sin tiempo para el descanso, restablecen poco a poco los servicios dañados por el meteoro.
Solidaridad humana
Hay quienes también con hachas y motosierras trocean árboles derribados y despejan caminos o con esfuerzo y trabajo arduo vuelven al surco, para rescatar aquellas producciones que aún pueden aprovecharse. Ellos, tienen bien claro que lo principal es recuperarse, cosechar y seguir cultivando su tierra.
El reconocimiento también para quienes ponen su esfuerzo en acelerar la higienización en centros educativos y laborales afectados por el cuarto huracán de la actual temporada.
Tal y como asegurara en su última visita al territorio el presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, “el trabajo que se viene realizando demuestra que hay un espíritu en nuestro pueblo para superar situaciones adversas provocadas por eventos de este tipo”.
Y es precisamente ese espíritu, el que nos da confianza, optimismo y señales de que, a pesar de los obstáculos y dificultades, Ida comienza a ser historia en Pinar del Río, y la recuperación tras su paso es la nueva lección.
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