Gran amor filiar, respeto a sus semejantes e infinita ternura caracterizaron a José Martí desde los primeros años de su vida en los que pudo apreciar el racismo de la época. Nunca olvidaría aquellos azotes y la sensación de opresión que le recorrió el cuerpo.
Sandino -Gran amor filiar, respeto a sus semejantes e infinita ternura caracterizaron a José Martí desde los primeros años de su vida en los que pudo apreciar el racismo de la época. Nunca olvidaría aquellos azotes y la sensación de opresión que le recorrió el cuerpo.
Más tarde, sintió en su propia carne los yugos del verdugo con solo 16 abriles. Tiempo de vida suficiente para convertirse de manera irrevocable en un hombre de todos los tiempos, capaz de prever lo que deparaba el futuro a la Patria que lo vio nacer.
Desde las entrañas del monstruo predijo su estrategia para Cuba y para el mundo. Alertó a los pueblos y censuró a los gobiernos. Muchos prestaron oídos sordos y pagaron las consecuencias, otros lucharon hasta
Vigencia Martiana
Muchas son las acciones que nos lo recuerdan a diario y es que Martí está en cada niño, en cada mujer, en cada discapacitado, en cada combatiente. No sabremos nunca de qué habló o escribió más porque supo atemperarse siempre a su tiempo y yo diría hasta antes de su tiempo y después de su tiempo.
Fue Martí quien más desarrolló el olfato contra el enemigo ya sea de los de adentro como los de afuera y nunca se equivocó o al menos no le conozco errores más que incumplir la orden de quedarse resguardado para preservar su necesaria y útil existencia y que le costara a él la vida y al movimiento el alma .
Pereció en la batalla pero su Patria no perdió la guerra. Todos sus hijos tienen hoy lo que prometió y 100 años después cumplió Fidel, una sociedad culta y libre. Llena de valores que no se pierden con el tiempo. Donde se forman las nuevas generaciones y se estudia su obra, viéndonos reflejados en sus líneas y sin temor de realizar nuestros propios trazos.