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Las Martinas no deja morir su historia

La entrega de los títulos, fue el primer paso de gran envergadura en el proceso de liquidación de la base económica del imperialismo norteamericano

Aquel primero de Marzo de 1959, el poblado de Las Martinas en la otrora zona de Remates de Guane, ocuparía titulares en los principales periódicos de la época, dada la magnitud del acontecimiento que ese día se llevó allí a cabo.

Hasta esa apartada localidad de la geografía vueltabajera, bien distante de la capital del país, llegó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz para realizar la primera entrega de títulos de propiedad de la tierra a los campesinos cubanos. Unos 340 se beneficiaron en aquella jornada histórica, pero solo seis lo recibieron simbólicamente.

Cada año se rememora el suceso que marcó un hito en la historia de la nación, pues erradicó el latifundio y su sistema de dominación, lo que repercutió no solo en la producción agrícola sino en el conjunto de la economía cubana.

La entrega de los títulos, fue el primer paso de gran envergadura en el proceso de liquidación de la base económica del imperialismo norteamericano y de todo su sistema de explotación, terminó con el sistema semifeudal de aparcería y con el pago de rentas, al convertir en propietarios privados a quienes trabajaban la tierra, los cuales, hasta ese momento, no tenían ninguna protección legal.

Era un amanecer diferente, cargado de esperanza, de fe, se hacían realidad los sueños por los que tanto se luchó, los que fueron centro, junto a otros propósitos, de la gesta libertaria.

La entrega de los primeros títulos de propiedad de la tierra en Las Martinas, es considerada como el preámbulo de la Primera Ley de Reforma Agraria, como parte del proceso de cambios y transformaciones para bien de los campesinos, eternamente agradecidos de la Revolución que abrió sus brazos al futuro.

Hoy, luego de 62 años de aquella acción, gendarme de patriotismo y que puso a la luz el apego al suelo que los vio nacer, los campesinos patentizan en cada jornada su compromiso de aportar desde el surco a la producción de alimentos y otros renglones vitales, y de esta manera, mantener vivo, el legado del Comandante.

Primero de marzo de 1959, acicate para futuras generaciones

Por Marelis Corvea

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