Cada 15 de febrero recordamos a la insigne patriota pinareña Isabel Rubio Díaz, hoy su ejemplo nos convoca a continuar luchando por mantener su sueño alcanzado, la Independencia de Cuba.
Isabelita se incorporó al movimiento conspirativo en 1882 y participó en reuniones clandestinas con José Martí en Cayo Hueso y Nueva York, cuando se preparaban las condiciones para reiniciar la guerra independentista.
Su casa se convirtió en el centro de conspiración más grande en la provincia pinareña. En la manigua, se dedicó a labores de sanidad. En Guane, organizó un hospital de sangre y trabajó curando en pleno monte a los mambises revolucionarios.
El hospital de campaña fue visitado por Antonio Maceo el 20 de enero de 1896. Durante esa visita le fue concedido a Isabel Rubio el grado de capitán. Durante la segunda campaña del Titán de Bronce en la provincia de Pinar del Río -del 15 de marzo al 3 de diciembre de 1896- recorrió más de 150 kilómetros, prestando sus servicios sanitarios a las tropas mambisas.
Desde finales de 1896 tuvo que trasladar frecuentemente el hospital para evitar el asalto de las guerrillas de San Diego de los Baños. Fue sorprendida, ya sexagenaria, en Loma Gallarda, la tarde del 12 de febrero de 1898.
La guerrilla de Antonio Llodrás rodeó el campamento y fue herida en una pierna. Luego, fue conducida en calidad de prisionera de guerra al Hospital de San Isidro de la capital pinareña, dónde fue asistida médicamente porque por la curación tardía ya estaba gangrenada.
Su hermano mayor, el doctor Antonio Rubio, habría pretendido que fuera trasladada a su consulta particular, pero murió el 15 de febrero de 1898 rodeada de sus sobrinas y sus nietos, Rene y Rosa.
Isabel Rubio es otra de esas grandes heroínas que dignifican la historia de nuestro país.