La familia y la escuela en marcha unida
La escuela y la familia han de andar unidas en la educación de los niños
Sandino-No pocas veces escuchamos decir que los niños al pasar de sexto grado a la enseñanza secundaria resquebrajan su comportamiento. Tal afirmación pone en evidencia en cierta medida la labor de instituciones sociales en la que transcurre gran parte de nuestras vidas; sin tener en cuenta el rol de la familia como la primera escuela del niño, en la que los padres median en su comportamiento y en sus relaciones con el entorno social.
La entrada de los hijos a la enseñanza media coincide con el inicio de la adolescencia. Esto representa para la familia una etapa muy especial. En ella deben enfrentar serias demandas de independencias del menor, que requieren de mucha atención y sabiduría para evitar posibles problemas.
Sucede que la elección del modo de actuar de ambas partes tanto de la familia como de la escuela, no siempre es el correcto.
Durante esta etapa hay una tendencia de los padres a no acudir a las escuelas con la frecuencia que lo hacían antes, en muchos casos lo dejan todo en manos de los docentes, lo que trae consigo cambios desfavorables para el adolescente.
Es aquí donde comienza el mal comportamiento, las indisciplinas, el desinterés por el estudio y muchas veces desaparecen reglas de educación formal y se deforman valores creados desde edades tempranas.
Las escuelas de padres
Es importante profundizar en las escuelas de padres en cada centro estudiantil, a fin de orientarlos y prepararlos, sobre temas que constituyen premisas en el adecuado desarrollo de la personalidad del menor y en la formación de cualidades, de conductas y de hábitos.
Los adolescentes prefieren que no se interfiera en los diferentes espacios en los que se desenvuelven, exigen mucho respeto a su privacidad, no le gusta que le controlen y en esto se incluye su vida escolar.
Al conversar con personas adultas sobre sus experiencias como estudiante que hayan dejado una huella inolvidable, muchos se refieren a un maestro que tuvieron en la primaria , se han preguntado alguna vez ¿Por qué ocurre esto?
Los valores no son imnatos
Los valores no son imnatos, ni vienen como herencia de los padres, sino que se adquieren en el transcurso de la vida, mediante un proceso que involucra a la familia y el maestro y es bien distinto cuando se trata de niños, de adolescentes o de jóvenes. En los tres casos si se siembra amor, ellos darán amor también a sus semejantes.
Considero que la familia y la escuela deben andar en marcha unida, pues ambas educan en todo momento con un mismo propósito, el de aportar a la sociedad ciudadanos activos, útiles, capaces de continuar la obra de sus padres y una mejor inserción en la sociedad.
De hecho la tarea mas difícil y delicada de toda sociedad es la formación de los ciudadanos del mañana. Ellos dirán si fuimos capaces de asumirla con responsabilidad y como ellos merecen.