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Una hermosa tradición histórica

El presidente llamó a fortalecer la espiritualidad, el civismo, la decencia, la disciplina social y el sentido del servicio público

Granma, Cuba. – El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez inició su discurso en el acto central por el Día de la Rebeldía Nacional con una evocación a Fidel, al recordar que fue precisamente en Bayamo donde habló por última vez en una conmemoración de la gesta del 26 de Julio.

En presencia del primer secretario del Partido, General de Ejército Raúl Castro Ruz, Díaz-Canel se refirió a cómo esa tradición se inició hace 60 años, cuando miles de campesinos a caballo tomaron la Plaza de la Revolución José Martí y mostraron el rostro más auténtico de una Revolución.

Rememoró que desde entonces, en las conmemoraciones de esta fecha sólo habían pronunciado discursos Fidel, Raúl, Ramiro y Machado Ventura.

Díaz-Canel calificó de relevante que los protagonistas de la historia vivos, lúcidos y activos en su liderazgo político hayan encomendado a la nueva generación de dirigentes del país las palabras centrales en el acto de hoy.

Del revés a la victoria

Eran hermanos Fidel, Raúl, Almeida, Ramiro y aquellos hombres que pensaron al país como una familia. De ellos venimos nosotros y es muy importante que nuestro homenaje no quede en un acto o una efeméride, subrayó Díaz-Canel.

El presidente llamó a fortalecer la espiritualidad, el civismo, la decencia, la disciplina social y el sentido del servicio público, porque, dijo, ningún progreso sería duradero si el cuerpo social se descompone moralmente.

Después de recordar que las acciones del 26 no lograron el objetivo, señaló que a pesar del dolor, los sobrevivientes de aquella epopeya no se lamentaron nunca, sino que crearon un movimiento con un programa liberador que conserva plena vigencia.

El motor pequeño prendió al grande y 5 años, 5 meses y 5 días después, llegaría el triunfo del 59. El revés se había convertido en victoria, subrayó Díaz-Canel en el acto por el 26.

Logros de la revolución victoriosa

En el acto central por el 26 de Julio, el Presidente Miguel Díaz-Canel abordó el escenario hostil que rodea a Venezuela, con reiterados intentos por derrocar a la Revolución Bolivariana, a la que le ratificó el respaldo absoluto de Cuba.

Más adelante en su discurso, señaló que antes de 1959 nuestra tierra era el feudo de compañías norteamericanas, en contubernio con políticos corruptos y al amparo de las fuerzas militares al mando del dictador Fulgencio Batista.

Díaz-Canel destacó que la Ley de Reforma Agraria fue la primera gran nacionalización y el mayor acto de justicia social, demandado por el pueblo, y fue también el punto de ruptura, el cruce de Rubicón, como ha dicho el General de Ejército Raúl Castro.

También se refirió a las nacionalizaciones, derecho que -enfatizó- la legalidad internacional reconoce a todas los países soberanos en función del bien público. 

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