Combatir las indisciplinas es asegurar bienestar
Los cubanos vivimos en un país tranquilo, donde prima la alegría y la hospitalidad y existen reglas de convivencia que prescriben bienestar para todos sus ciudadanos.
Sandino – Si de algo nos preciamos los cubanos es de vivir en un país tranquilo, donde prima la alegría y la hospitalidad y existen reglas de convivencia que prescriben bienestar para todos sus ciudadanos. Sin embargo, subsisten manifestaciones negativas que nada tienen que ver con las normas de comportamiento social y que sorprenden, sobre todo, cuando son los jóvenes quienes incurren en ellas.
Puede que la inexperiencia y la inmadurez influyan en su modo de actuar y que muchas veces las asuman a manera de diversión. Pero, ¿qué hay de divertido en alterar el orden en una parada, romper un ómnibus o un teléfono público o maltratar a las personas mayores?
Las indisciplinas sociales o de cualquier naturaleza, no surgen por espontaneidad, casi siempre están asociadas a la falta de exigencia, la falta de control y otras dañinas manifestaciones que dejan los espacios propicios para que estas aparezcan.
Coincido ciento por ciento en los que consideran que cuando la disciplina social no constituye un valor compartido, no se practica con conciencia y consecuentemente, quiebra otros valores, sin dudas conduce a resultados nefastos, lo altera todo y puede acarrear consecuencias impredecibles.
Muchas son las manifestaciones que hoy debemos enfrentar para lograr que nuestra sociedad alcance niveles superiores de disciplina y por consiguiente elevar los valores que tanto tienen que ver con la educación e instrucción de las nuevas generaciones, con el objetivo de alcanzar una mayor cultura. Los gritos desenfrenados para llamar a otras personas, el uso de atuendos exagerados y posturas inadecuadas en lugares públicos para llamar la atención de los demás, así como la falta de los ¡buenos días!, ¡con permiso!, ¡pase usted!… o quizás ..!muchas gracias!, son entre otras manifestaciones de indisciplinas que se hacen cada día más cotidianas al vivir de las personas. Al paso que vamos, pienso que sí se pueden perder valores tan importantes del ser humano sin los cuales no podríamos vivir en una sociedad, de manera plena y por sobre todas las cosas con educación.
Soy del criterio que modificar la conducta humana y lograr que el individuo se comporte de forma consciente y espontánea es una tarea difícil que nos involucra a todos. Pero de lo que logremos hoy dependerá el mañana. Y es a la nueva generación a quien corresponde en gran parte, velar por el sosiego y la paz ciudadana, ahora y para el futuro. Recuerden que combatir las indisciplinas es asegurar bienestar.