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Un verdadero modelo de revolucionario

Fragmentos del discurso pronunciado en la velada solemne en memoria del Comandante Ernesto Che Guevara, en la Plaza de la Revolución, el 18 de octubre de 1967

«Che era una de esas personas a quien todos le tomaban afecto inmediatamente, por su sencillez, por su carácter, por su naturalidad, por su compañerismo, por su personalidad, por su originalidad (…) de ese tipo de hombres que cuando hay que cumplir una misión difícil no espera que le pidan que lleve a cabo la misión (…).

«Esa era una de sus características esenciales: la disposición inmediata, instantánea, a ofrecerse para realizar la misión más peligrosa. Y aquello, naturalmente, suscitaba la admiración, la doble admiración hacia aquel compañero que luchaba junto a nosotros, que no había nacido en esta tierra, que era un hombre de ideas profundas, que era un hombre en cuya mente bullían sueños de lucha en otras partes del continente y, sin embargo, aquel altruismo, aquel desinterés, aquella disposición a hacer siempre lo más difícil, a arriesgar su vida constantemente.

«Che era un insuperable soldado; Che era un insuperable jefe; Che era, desde el punto militar, un hombre extraordinariamente capaz, extraordinariamente valeroso, extraordinariamente agresivo. Si como guerrillero tenía un talón de Aquiles, ese talón de Aquiles era su excesiva agresividad, era su absoluto desprecio al peligro.

«(…) ¡Che era un maestro de la guerra, Che era un artista de la lucha guerrillera! (…) Podrá morir el artista, sobre todo cuando se es artista de un arte tan peligroso como es la lucha revolucionaria, pero lo que no morirá de ninguna forma es el arte al que consagró su vida y al que consagró su inteligencia.

«(…)Era un hombre de pensamiento profundo, de inteligencia visionaria, un hombre de profunda cultura. (…) Che reunía como revolucionario las virtudes que pueden definirse como la más cabal expresión de las virtudes de un revolucionario: hombre íntegro a carta cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, hombre de vida estoica y espartana, hombre a quien prácticamente en su conducta no se le puede encontrar una sola mancha.

Constituyó por sus virtudes lo que puede llamarse un verdadero modelo de revolucionario.

«(…) Por eso decimos, cuando pensamos en su vida, cuando pensamos en su conducta, que constituyó el caso singular de un hombre rarísimo en cuanto fue capaz de conjugar en su personalidad no solo las características de hombre de acción, sino también de hombre de pensamiento, de hombre de inmaculadas virtudes revolucionarias y de extraordinaria sensibilidad humana, unidas a un carácter de hierro, a una voluntad de acero, a una tenacidad indomable.

«(…) Los escritos del Che, el pensamiento político y revolucionario del Che, tendrán un valor permanente en el proceso revolucionario cubano y en el proceso revolucionario en América Latina. Y no dudamos que el valor de sus ideas… tienen y tendrán un valor universal».

Fragmentos del discurso pronunciado en la velada solemne en memoria del Comandante Ernesto Che Guevara, en la Plaza de la Revolución, el 18 de octubre de 1967.

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