Con unas 86 unidades gastronómicas cuenta el Sistema de Atención a la Familia (SAF) en Pinar del Río, para atender a los adultos mayores y casos sociales incluidos en este programa.
En todos los municipios pinareños existen establecimientos de este tipo. Un colectivo de trabajadores elabora los alimentos para los comensales, quienes lo reciben en su propio domicilio mediante mensajeros, como parte de las medidas para enfrentar la COVID-19.
El especialista principal de gastronomía del Grupo Empresarial de Comercio, Alexander Carrillo Salazar, refiere las particularidades de este programa tras la implementación de la Tarea Ordenamiento en el país.
En la provincia de Pinar del Río, más de 1800 personas están integradas al Sistema de Atención a la Familia, uno de los programas más humanos de la Revolución Cubana.
Apuntes sobre cuenta el Sistema de Atención a la Familia (SAF)
El programa del Sistema de Atención a la Familia surge en el año 1996 y está concebido para complementar la alimentación a adultos mayores, personas con discapacidad, embarazadas con alto riesgo y casos sociales críticos, con insuficiencia de ingresos y carentes de familiares obligados en condiciones de prestar ayuda.
Concibe además, que en las unidades donde se brinde este servicio, las personas tengan una estancia agradable, que contribuya a propiciar la actividad social y mejorar la calidad de vida.
Actualmente funcionan mil 445 unidades, que atienden 76 mil 175 censados en Cuba.
¿Qué aspectos se incorporan al SAF a partir del ordenamiento monetario?
El precio del menú es sin subsidios, con precios entre 8.00 y 13.00 CUP para cada frecuencia de almuerzo o comida; los censados pueden optar por todos los platos que conforman el menú o seleccionar los que deseen consumir, esta decisión personal puede atentar contra el balance nutricional integral de la totalidad de las ofertas.
En los primeros días de enero se produjo una disminución de la afluencia de los censados a adquirir la alimentación, condicionado a factores objetivos y subjetivos, entre los que se encuentran:
- Insuficiente comunicación de las modificaciones de los precios del programa.
- Mala calidad en la elaboración.
- Inconformidades con la relación calidad – precio.
- Desconocimiento de las diferentes opciones del beneficiario para asumir el gasto de alimentación.