
El nuevo curso escolar en Sandino enfrenta retos importantes como elevar la formación vocacional y la orientación profesional, la calidad de las clases de Historia de Cuba y el conocimeinto de la historia local. También es crucial coordinar acciones comunitarias para aprovechar las potencialidades territoriales y fortalecer las organizaciones estudiantiles
Por Luis Calderón Canals
El próximo 2 de septiembre dará inicio en todo el país el curso escolar 2024-2025, un acontecimiento que, como es costumbre, constituye una verdadera fiesta de pueblo por el alcance que tiene y el respaldo que recibe de la población en su conjunto y de los diferentes organismos involucrados en él.
Sin lugar a dudas, el desarrollo de este período docente estará marcado por las dificultades que afectan al país en su conjunto como consecuencia del bloqueo, lo que impone restricciones en materia de disponibilidad de recursos esenciales y obliga a desplegar la dedicación, iniciativa y creatividad de los docentes para cumplir las exigencias relacionadas con la calidad del mismo.
Desde luego, no es algo nuevo y es necesario destacar que los docentes sandinenses han demostrado de manera fehaciente sus potencialidades en este sentido, que son fruto de la historia educacional creciente, merecedora de reconocimientos a nivel de provincia y de país; y del cariño, la admiración y respeto de la población.
Vale la pena mencionar en ese sentido los niveles alcanzados en el cumplimiento de los indicadores de eficiencia durante los últimos años, los niveles de aprobados en las pruebas de ingreso a la Educación Superior, las acciones referidas al trabajo preventivo y comunitario a través de las redes escolares en cada uno de los consejos populares, el mantenimiento de las instalaciones, y en fechas recientes, la creación de casitas infantiles para dar respuesta a las necesidades de las entidades y comunidades de manera que se favorezca la incorporación de las mujeres al trabajo.
Dentro de los elementos que se hace necesario fortalecer en el ciclo docente que se inicia está lo relacionado con el proceso de formación vocacional y orientación profesional, propósito que exige una participación superior de las distintas entidades que tienen la posibilidad por esta vía de asegurar la disponibilidad de fuerza laboral para contribuir al desarrollo local futuro. A lo anterior se suman las acciones relacionadas con la formación política ideológica con énfasis en la formación de valores, la calidad de las clases de la asignatura Historia de Cuba y el conocimiento de la historia local.
En otro orden de prioridades, se hace necesario lograr la acción coordinada de todos los factores de las comunidades en función de los proyectos educativos de los centros y los grupos, de manera que se aprovechen con ese propósito todas las potencialidades de cada territorio; y de manera especial, el desarrollo de las actividades culturales y deportivas. No menos importante es el interés por perfeccionar el funcionamiento de las organizaciones pioneriles y estudiantiles como vía para democratizar el funcionamiento de las instituciones docentes.
Considero que en la actualidad existen las condiciones y la voluntad políticas requeridas para llevar adelante los objetivos de trabajo definidos para el curso escolar y asegurar de esa manera el encargo de contribuir de forma efectiva a la formación de las nuevas generaciones de sandinenses.