Elevar la productividad, reto del organopónico Cuba-Venezuela
Rescatar niveles que situaron al organopónico Cuba-Venezuela entre los más sobresalientes deviene asunto de vergüenza, pero también reto sujeto a minucioso seguimiento (mucho control, exigencia, desvelo, consagración, acciones concretas, medidas justas y a tiempo).
Por ese camino anda Dayán Llorente Manresa, un hombre que sabe lo que quiere y que ama lo que hace junto a sus compañeros de labor Pedro Luis Ramírez Lugo y José Ricardo Cala Cáceres.
Hoy esta área en producción es ejemplo vivo de organización, disciplina y de más cultura, pero sobre todo de más hortalizas y condimentos frescos, como condición indispensable y arte para aportar al autoabastecimiento municipal producciones de alta demanda.
En torno a detalles como esos, gira el esfuerzo del pequeño colectivo, no solo determinante para la Agricultura Urbana, sino también con un peso notable en el comportamiento y en las aspiraciones de lo que plantea la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria Nutricional (SSAN).