«Es absolutamente esencial que regrese todo el personal a la Embajada y cuanto antes mejor», dijo el senador demócrata Patrick Leahy, quien encabezó el grupo de congresistas estadounidenses que llegó a Cuba el 17 de febrero para sostener conversaciones con la parte cubana
Una delegación bicameral del Congreso estadounidense abogó este miércoles por la normalización del funcionamiento de la Embajada de su país en La Habana, afectada por medidas unilaterales del Departamento de Estado que incluyeron la salida de 17 funcionarios cubanos de la misión diplomática en Washington.
«Es absolutamente esencial que regrese todo el personal a las embajadas y cuanto antes mejor», dijo a la prensa el líder del grupo, el senador demócrata por Vermont Patrick Leahy, quien lamentó que se hayan detenido o puesto en pausa algunos programas de cooperación entre los dos países.
Desde septiembre del 2017, la Embajada de Estados Unidos en Cuba limitó su funcionamiento y prácticamente paralizó los servicios consulares producto de la salida de la mayoría de su personal diplomático.
La decisión de Washington se intentó justificar con la supuesta ocurrencia de «ataques acústicos» contra sus funcionarios. Sin embargo, tras meses de investigaciones cubanas y estadounidenses no se ha logrado encontrar una sola evidencia sobre dichos acontecimientos ni tampoco pistas sobre las causas o el origen de las afecciones de salud alegadas.
El impacto de las medidas del Departamento de Estado era uno de los temas a tratar por la delegación, compuesta también por los senadores demócratas Ron Wyden, de Oregón, y Gary Peters, de Michigan, así como los representantes del partido azul James McGovern, de Massachusetts, y Susan Davis, de California.
El senador Wyden señaló que la delegación sostuvo largas sesiones de trabajo con las contrapartes cubanas que han investigado los supuestos incidentes. Añadió al respecto que el mejor camino es que ambas partes colaboren para resolver el asunto.
Cuba siempre tuvo la disposición de aclarar el suceso
Cuba «está dispuesta a dar la cooperación que queramos para descubrir qué pasó», añadió Leahy.
Desde que fueran notificadas, las autoridades cubanas mostraron su disposición a colaborar e incluso permitió el ingreso del FBI para conducir pruebas en el terreno.
El representante McGovern mostró preocupación por el tiempo que podría demorar llegar a conclusiones. «Demasiada gente está sufriendo tanto en Cuba como en Estados Unidos».
«Fue un error el recorte de personal estadounidense en Cuba y la decisión de exigir la salida de diplomáticos cubanos de Washington», añadió.
En ese sentido, también criticó las alertas de viajes emitidas por el Departamento de Estado con el argumento de que los viajeros estadounidenses podrían resultar dañados, cuando Cuba es uno de los países más seguros para el turismo en el mundo.
«Ayer nos encontramos con estudiantes estadounidenses de la Universidad de La Habana. Ellos se sienten seguros. He hablado con el personal de negocios, se sienten seguros, y americanos trabajando en la sede diplomática aquí. Ellos se sienten seguros», dijo McGovern.
El senador Leahy recordó que ha ido a zonas peligrosas en el mundo entero e incluso a guerras, pero que siempre en esos casos lo hizo solo. A Cuba, en esta oportunidad, viajó con su esposa y su nieta de 13 años. «Nunca las pondría en riesgo».
El encuentro con Carlos Fernández de Cossío, director general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores
Los legisladores estadounidenses sostuvieron un encuentro de trabajo con Carlos Fernández de Cossío, director general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, según una nota oficial del Minrex.
«Con respecto a los síntomas de salud reportados por diplomáticos estadounidenses en La Habana, Cossío enfatizó que, como se ha dicho categóricamente, Cuba no atacó ni ha permitido ataque contra diplomático de país alguno, incluido Estados Unidos», refiere.
Cossío explicó que la Mayor de las Antillas entiende la obligación de todo Estado de proteger a sus diplomáticos en el cumplimiento de sus funciones, pero afirmó que Cuba es «un país seguro, estable y saludable, para cubanos y para extranjeros, incluidos los diplomáticos; que el país cuenta con las medidas, con los recursos y con la voluntad de seguir protegiendo la seguridad ciudadana y la de los extranjeros radicados en el país, especialmente la comunidad diplomática».
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