Ante la situación que atraviesa el país con el combustible, el colectivo laboral decidió alejar el grueso del trabajo del horario pico
El combinado lácteo del municipio de Sandino lleva 39 años asegurando productos vitales a la población de la región más occidental de Pinar del Río. Leche, yogur, queso, helado… los planes de producción se sobrecumplen, a pesar de contar en varias áreas con tecnología casi obsoleta.
Actualmente, ante la situación que atraviesa el país con el combustible decidieron alejar el grueso del trabajo del horario pico. La mayor cantidad de energía que consumen es de 10:00 p.m. a 10:00 a.m. En ese lapso de tiempo tratan de terminar sus producciones.
Sonniel Fajardo Valdés es el director de esta UEB que tributa a cinco municipios de la provincia: San Luis, San Juan y Martínez, Guane, Mantua y Sandino, además la carretera de La Coloma se beneficia con sus líneas de yogur natural y de soya.
YOGUR Y QUESO
“El yogur de soya es el encargo social más importante que tenemos, porque se destina a la canasta básica y a la merienda escolar, además de algún por ciento con venta liberada. También producimos yogur natural en tres variantes, el que se distribuye por dietas de niños, ancianos y enfermos; el natural y el natural saborizado para las tiendas recaudadoras de divisa.
“Esos productos ‘vuelan’ en las tiendas. La demanda es mucho mayor que lo que producimos, porque los planes son cortos. El de yogur en moneda nacional es de 22 toneladas y el de divisa natural 2,4, mientras que el del saborizado es de 3,6”, refiere el directivo, quien solo lleva tres meses en el cargo.
Por otra parte, hacen dos tipos de queso, Frescal y fundido. El primero se asigna a los mercados Ideal, a los organismos, cafeterías y demás entidades de Comercio y Gastronomía; el segundo es para las tiendas recaudadoras y los hoteles: María la Gorda y Laguna Grande.
“El fundido se elabora a partir del queso artesanal que hacen los campesinos con su leche. Se cocina con otros ingredientes, fécula de papa, colores, azúcar, bicarbonato, nitrato, sales. Lleva maduración, retractilado, es todo un proceso”, añade Fajardo Valdés.
UN APARTE CON EL HELADO
En relación con el helado, también lo hacen en dos variantes. El que se expende en moneda nacional es mayormente destinado a la salud pública, siempre que no sea de chocolate. Otros centros como las prisiones, los círculos infantiles y las escuelas lo reciben, aunque en menores cantidades.
“El plan es según lo que está establecido por el Consejo de la Administración en conjunto con los directores de Comercio, que son los que deciden nuestras producciones. Por ejemplo, a la cremería del territorio debemos abastecerla diariamente con 40 galones de helado que son alrededor de 15 bolsas. Nunca se les da esa cantidad, siempre son 30 o 40 bolsas, porque es nuestro municipio y le debemos una atención especial. Nuestra producción de ese helado en el mes es de aproximadamente 16 000 galones.
“Esa línea depende de la materia prima que es importada: la leche en polvo, la cocoa, las grasas, todo, es un lujo. Tenemos varios sabores, entre ellos chocolate, vainilla, guayaba pasta, guayaba artificial, naranja piña, mantecado…
“El otro helado que hacemos es para la red de tiendas, que de ese sí se puede hacer cualquier cantidad porque es el que genera ingresos. Se vende en potes y en tanquetas y la mayoría se va aquí en el municipio”, explica el director.
LA LECHE CONCENTRADA
Este es el único municipio del país donde se elabora leche fluida. Se entrega en días alternos solo a las bodegas de Sandino y Guane. Los pobladores le dicen leche doble, porque si se le echa un litro de agua da para dos días.
“Esa leche se hace ‘con todos los hierros’, lleva un proceso industrial con varios parámetros. Se traslada en pipas y se expende a granel para niños de cero a tres años y algunas dietas. Aquí es costumbre que a las seis de la mañana los domicilios pasen pitando para anunciar que llegó la leche. A veces hemos tenido que darla en polvo por problemas con la tecnología, y hemos recibido quejas, pues a la gente no le gusta.
“Sin embargo, con la venta a granel se incumplen todas las normas de inocuidad del producto, algo que es del conocimiento de todas las instancias. Te repito, somos el único municipio del país que está en esas condiciones”, refiere Fajardo Valdés.
HOMBRES, MÁQUINAS
“Soy fundador de esta fábrica; en el tiempo que llevo aquí he tenido que hacer de todo y lo que más me reconforta es cumplir con el trabajo, sea cual sea”, dice Orlando Martín Hernández, quien labora como pasteurizador en la UEB.
Obreros y técnicos como Orlando trabajan sin cesar y sin horario. Equipos como el que se utiliza para pasteurizar la leche funciona gracias a inventivas que ellos mismos aportan. Algo similar sucede con la máquina de embolsado del yogur, que tiene 14 años de explotación.
Afortunadamente, otros que son vitales como la caldera de vapor, el equipo de refrigeración, las bombas de agua, los compresores de aire y los pozos son más modernos, pero funcionan ininterrumpidamente por el empeño de los que laboran en el área de mantenimiento.
La nevera de producto terminado, que es donde se guarda el queso Frescal y el yogur, requiere de una inversión en su interior, ya que la humedad propia del lugar y de las producciones, atenta contra las condiciones de las paredes y el techo.
Este año, la única área contemplada en el plan de inversiones es el laboratorio, que, por supuesto la necesita, pues es allí donde se realizan las pruebas que determinan los parámetros de calidad de las producciones. Pero también es necesario un presupuesto para que la maquinaria encargada de procesar el alimento del pueblo no deje de funcionar.