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Bancarización, una decisión impostergable

Por Luis Calderón Canals

A propósito de todos los criterios negativos que se mueven en la actualidad nacional con respecto a la bancarización, considero oportuno llamar la atención acerca de la relación que puede existir entre ellos y la resistencia al cambio, una actitud que refleja, miedo, falta de confianza y también desconocimiento.

Lo dicho me lleva a catalogar la resistencia al cambio como una expresión de la adaptación a un modo de hacer practicado durante un tiempo prudencial y que tiene incidencia en la asimilación de nuevas prácticas, aunque estas resulten beneficiosas en mayor o menor medida para el desempeño individual y colectivo por constituir soluciones a problemas que nos afectan.

Dicho con otras palabras, nos acostumbramos con el paso del tiempo a hacer algo de una manera y cuando se nos propone hacerlo de otra, sencillamente se desata la alarma que conduce al rechazo sin que medien elementos reales que lo justifique.

No es posible obviar que en nuestro caso particular y en relación con la bancarización, un factor que tiene incidencia en la incertidumbre demostrada es la propaganda negativa que a través de las redes nos llega, producto del interés de los enemigos de la Revolución de denigrar todo cuanto hacemos y que tiene su base en crear estados de opinión negativos.

Con este objetivo se intenta sensibilizar con elementos como los famosos cinco mil pesos de extracción, límite de efectivo, insinuando que se utilizará también en el caso de la población, argumento que se ha negado en reiteradas oportunidades por los directivos del banco. También se amplifican las dificultades que pueden presentarse para el pago de los jubilados y pensionados cuando, en honor a la verdad, se amplían las opciones para ello y sobre todo se exacerba lo que la bancarización significa para los distintos actores económicos, calificándolo incluso como la pérdida de sus capitales, cuestión que nada tiene que ver con la realidad pues se trata de un mecanismo de control que constituye práctica habitual en todos los países del mundo.

Me permito, a estas alturas de la conversación hacerle algunas preguntas:

-¿Está usted interesado en que la economía del país mejore?

-¿Le preocupan los altos precios que disminuyen a diario el poder adquisitivo de su salario?

-¿Se queja usted de que en el municipio no hay aportes significativos a la cuenta del uno por ciento del gobierno local, lo que impide desarrollar más proyectos de todo tipo y dar respuesta a necesidades de la población?

-¿Es usted de los que ha sido víctima de un dependiente sin escrúpulos que le cobra más de lo que debe o no le devuelve el vuelto para embolsillárselo?

-¿Le han cartereado en alguna oportunidad o se le ha perdido la billetera o el bolso, dejándolo sin un kilo y sin posibilidades de recuperarlo?

¿Se ha visto en algún momento imposibilitado de adquirir un producto que necesita porque no le alcanza el dinero y debe trasladarse al banco o a su domicilio para obtenerlo?

Pues bien, me atrevo a decirle que situaciones como las planteadas pueden tener solución a partir de la bancarización, que en términos sencillos no es otra cosa que lograr que la mayor parte de los ciudadanos tenga vínculos con el banco a través de tarjetas digitales que le permitan adquirir lo necesario gracias al comercio electrónico y las diferentes vías aprobadas, sin que eso implique suspender el uso del efectivo.

Para su tranquilidad, le aclaro que la bancarización no es un invento cubano y que es algo que impera en la casi totalidad de los país, que hacen esfuerzos dirigidos a elevar el porciento de personas que cumplen con sus exigencias aunque para nosotros sea algo nuevo. Vale la pena destacar además, que incluso en los países más desarrollados como los Estados Unidos, no se logra aún una cobertura total en este sentido, razón por la cual se ha insistido en que ese es un proceso gradual.

Así las cosas, le invito a informarse bien sobre el tema, solicitar sin pena el acompañamiento de los trabajadores del banco, el correos, las cadecas, las unidades del comercio y todos los que puedan brindarle información al respecto y a convencerse de que en relación con este tema, al igual que ocurre con otros muchos, actualizarse, transformarse, asimilar lo nuevo es premisa esencial para mejorar nuestras vidas.   

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