Este 29 de julio no he visto otro rostro que no sea el de la esperanza. Caminar por las calles pinareñas bien temprano y ver la algarabía de la gente que ha salido al encuentro con Abdala, me remonta a esos días iniciales de septiembre en que comienza el curso escolar y todo es alegría.
La ansiada intervención sanitaria ya es un hecho para toda la población mayor de 19 años en el municipio de Pinar del Río y para grupos vulnerables de la provincia, como embrazadas en el segundo y tercer trimestre, así como para puérperas y pacientes trasplantados.
¿Pero qué corresponde ahora? Elevar el cuidado, es la respuesta. Ser responsables con nosotros y con quienes se esfuerzan para que preservemos la salud. En un recorrido por algunos vacunatorios en días recientes, vi personas que se abrazaban con sus vecinos después de recibir el inmunógeno, y sí la alegría es inmensa, llegó el momento ansiado, pero aún no es tiempo para los abrazos.
Las autoridades sanitarias han dejado claro que hasta pasados 28 días después de aplicada la tercera dosis los títulos de anticuerpos no alcanzarán los niveles más elevados. Por tanto, no podemos descuidar ninguna de las medidas aplicadas hasta ahora y que tendremos que seguir implementando en nuestro día a día.
Nuestros niños aún no pueden inmunizarse, los ensayos clínicos avanzan, pero precisan de tiempo para que los resultados sean confiables. Las cifras indican que debemos protegerles ante el peligro que representa la alta transmisibilidad del virus. Hoy están hospitalizados 124 pacientes en edades pediátricas en la provincia, lo que constituye motivo de desvelo para las familias y para quienes les garantizan la atención.
Que el orgullo de llevar en nuestro brazo a Abdala, la primera vacuna latinoamericana, sí, porque hay que decirlo a los cuatro vientos una y otra vez, sea el que nos impulse a cuidar la salud individual y la colectiva.
Sea este el homenaje al desvelo de nuestros científicos, a los trabajadores de la biotecnología cubana y a todos los que han puesto un poco de amor para que llevemos en nuestros brazos vacunas hechas en Cuba, a pesar del bloqueo y las sanciones impuestas.
Como dice Buena Fe en esa dosis “están la fe y la fuerza de un país, más protegido, más inmune, más feliz”, porque que no le quepan dudas, más que una vacuna es un país.
Llega Abdala a Sandino. Desde hoy inicia proceso de vacunación
Abdala ya es una realidad