Todavía no podemos dar por ganada la batalla, pues el riesgo persiste. No hay dudas de que en este resultado, está el granito de arena de todos.
Sandino -Llegó como quien pretende frenar la vida y crear el pánico, mas, muchas manos se trazaron como meta, ponerle freno al letal enemigo y darle alas a la existencia.
No faltaron desde el primer momento, la entrega desmedida y la certeza de que juntos, se puede avanzar en cualquier empeño, por difícil que sea.
El desvelo por el bien se hizo recurrente, la mirada cobró fuerzas ante los labios que dejaron de mostrarse y aún yacen detrás del nasobuco amigo, que por tiempo deberá acompañarnos como medio preventivo y que gracias a la creación y voluntad de manos dispuestas, todos logramos alcanzar.
Diversidad de colores y tejidos, tapan hasta hoy, rostros que aún abogan por el cuidado y la salud y así persistirá hasta que se disponga por las autoridades sanitarias.
¿Cuánto pudiera decirse en esta etapa que sigue llamando al combate y a la disciplina?
Ningún discurso entraña la magnitud de la grandeza de todo el personal de salud que desde disímiles recintos, abogó y aboga aún por la esperanza, el amor y la fe dentro y fuera de la nación. Todo un esfuerzo mancomunado de distintos sectores de la sociedad hacen vibrar la confianza y la certeza de que juntos, se puede.
Y es que hay tantas cosas, tantos sentimientos que han crecido, es como la magia de sabernos enrolados en la furia de un mal que solo con empeño desmedido, se verá derrotado, aunque esté vivo y nos circunde.
Todavía no podemos dar por ganada la batalla, pues el riesgo persiste. No hay dudas de que en este resultado, está el granito de arena de todos, pero en especial de quienes han hecho gala de la pureza de sus batas.
A no bajar la guardia estamos llamados y los mecanismos de prevención no pueden descuidarse. Seguimos en combate a favor de la vida.
Cuando todo pase, sentiremos pues nuevamente el calor del abrazo, ese que tanto extrañamos porque la calidez del cubano, lo reclama.
Refuerzan medidas frente la COVID-19 en Sandino
Ojo con la responsabilidad institucional
Por Marelis Corvea Barreto