Un reto al servicio de la patria.
Para cumplir con este período de preparación militar, el proceso de captación de las muchachas, deben tener entre 18 y 20 años de edad y buena conducta social.
Sandino-Un reto al servicio de la patria es la incorporación al Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF) de las jóvenes de Sandino. Lo hacen retando prejuicios, lejos de sus casas y laborando a veces mejor que los hombres.
En Cuba el ingreso de la mujer al SMVF cumple un objetivo político-social en la lucha por su plena igualdad y por elevar su preparación militar para la defensa.
A la par, les sirve a ellas para entrenarse en el manejo de las armas y pertrecharse de valores patrióticos, ya que el cumplimiento de este sagrado deber les ofrece múltiples opciones para su vida.
Para cumplir con este período de preparación militar, el proceso de captación de las muchachas, deben tener entre 18 y 20 años de edad y buena conducta social.
Lo realizan en cada territorio la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), las Áreas de Atención y los Comités militares, junto a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM).
Precisamente, este es uno de los temas analizados por la FEEM cada año. En ese espacio se apunta siempre a que la captación de las muchachas, no debe ser para el último curso, en el grado doce.
Este ha de comenzar temprano, y en ello la la estructura estudiantil tiene mucho que aportar en la motivación, los beneficios que trae este paso, y en vencer la resistencia de los padres.
De hecho, Sandino es unos de los territorios de muy poca incorporación de féminas al Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF) a lo largo de su historia.
Al respecto, Liz Alexandra Ramos González secretaria municipal de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media en el municipio agregó que es recomendable un mayor acercamiento a las historias de vida de las féminas que vivieron esa experiencia.
También se deben conocer las ventajas que ofrece el servicio militar voluntario y ante todo fortalecer la unidad de criterios.
Hay que llegar hasta las familias para crear conciencia de lo que significa que las muchachas participen activamente en la defensa del país. Lo anterior repercutirá positivamente en este llamado de la patria y de la propia estructura estudiantil.
Quizás algunas muchachas no saben que una vez cumplido de forma satisfactoria su servicio, reciben ofertas de empleo o estudio. Todo ello de acuerdo con sus posibilidades y conocimientos.
Pueden hasta optar por una plaza para formarse como oficial en un centro de enseñanza militar.
Te estarás preguntando ahora mismo, ¿qué beneficios ofrecen a las jóvenes que deseen incorporarse al Servicio Militar Voluntario Femenino?. Te comento que este, constituye una fuente de ingreso a la Educación Superior.
Como requisito para acceder al curso regular diurno solo se exige que ellas aprueben los exámenes de ingreso. El escalafón se conforma únicamente con esta fuente.
Además tienen la alternativa de los cursos por encuentro y a distancia, los que no requieren de examen de ingreso, así como otras formas de educación de ciclo corto.
Además, las jóvenes con estudios de nivel medio que no lograron graduarse antes de su incorporación al SMVF pueden alcanzar el 12mo grado mediante su ingreso a la Facultad Obrero-Campesina.
Y una vez licenciadas del Servicio, las jóvenes pueden insertarse laboralmente en especialidades que les permitan ocupar cargos con carácter prioritario en el sistema del turismo, empresas mixtas u otras entidades.
Creo que existe un poco de machismo en esa visión de que las mujeres no pasen el servicio militar. No siempre en el hogar existe total consenso a la hora de dar el paso.
Sin embargo, hacerlo, les abre un camino para incorporarse con mejores condiciones al trabajo y crecer profesionalmente.
Desde los medios y desde todas las organizaciones, CDR, FMC, UJC, FEEM y otras, tenemos la responsabilidad de explicar a las muchachas y familiares la importancia de esta actividad y las posibilidades y beneficios que tiene.
Solo así conseguiremos que comprendan que no solo se trata de una necesidad, sino también de una cuestión de principios, sacrificio y voluntad. Hacerlo es también pensar como Cuba.