La salud del planeta depende de todos
La preocupación por la salud del planeta tiene que ser común, pues el entorno es nuestro hábitat y a todos nos debe interesar su cuidado.
¿Quién no ha despertado alguna vez con el trino de un ave? ¿Quién no se ha llenado los ojos de azul en cualquier orilla de nuestras costas? ¿Quién no ha admirado la gama de verdes que la naturaleza nos ofrece?.
Estos tesoros, nos son dados a cambio de que cuidemos la biodiversidad, pues la madre natura no perdona los estragos que muchos causamos, unas veces por desconocimiento, otras por simple descuido, e incluso a veces de manera intencional.
No hace falta recurrir a la mitología donde todo es posible, para darse cuenta que es la propia humanidad la que acabará con todo cuanto nos rodea si nos damos cuenta a tiempo y decidimos actuar.
Que las agotadoras reservas siempre se recuperan, ya es cuento viejo. Ahora, fuerzas sin precedentes que tienen como hilo conductor la mano del hombre, están alterando este antiguo ciclo del que depende nuestra supervivencia en el planeta.
El efecto invernadero, las lluvias ácidas, la deforestación, la erosión de los suelos, el tráfico ilegal de especies de animales y plantas, la sobrepesca…, estas entre otras causas pueden traer consigo una catástrofe biológica global.
Los daños a la naturaleza van desde la estratósfera hasta el subsuelo, incluido todo lo vivo entre ellos. Si me refiero por ejmplo a la capa de ozono, la cual es motivo de inquietud para los científicos por el adelgazamiento de esta sobre la Antártica, les digo que OZONO es la molécula de tres átomos de oxigeno. Pero es además, la capa en la estratosfera o atmósfera superior que rodea el planeta a una altura entre 10 y 15 kilómetros.
Cuidar el planeta es cuidar la vida
La falta de esta expondría a los seres humanos a enfermedades tan terribles como el cáncer de piel y daños genéticos e inmunológicos.
La capa de ozono absorbe la mayor parte de la radiación ultravioleta del sol e impide que esta llegue a la tierra. En 1987 se creó el Protocolo de Montreal con el objetivo de eliminar las sustancias consideradas como causantes del deterioro ambiental, puesto que hacen desaparecer las moléculas de ozono de la atmósfera debilitándola casi de forma permanente.
En esta parte del mundo no se sienten como en otras, los efectos del agujero de ozono, pero todos somos responsables de la destrucción o adelgazamiento paulatino de la capa que nos protege de los rayos ultravioletas.
La preocupación por la salud del planeta tiene que ser común, pues el entorno es nuestro hábitat y a todos nos pertenece como a todos nos debe interesar su cuidado. Recordemos entonces, que de nosotros depende el futuro del planeta.