Sor Juana Inés de la Cruz, en el aniversario 372 de su natalicio sensible poetisa que se adelantó a su época. Murió en 1695
La fuerza de su espíritu encontró un recodo entre versos y rimas. La sapiencia de sus ideas endulzaron los sentimientos de incontables lectores.
Poetisa, dramaturga hispano mexicana, toda una dama que, apegada a Dios, supo entrelazar sentimientos y saberes. En una profunda producción lírica su verso hermoso aletea al vaivén de los pesares encontrando sosiego en lo dramático e intensamente emotivo.
San Miguel de Neplanta fue el lugar que la vió nacer el 12 de noviembre de 1648. A pesar de los tabúes de la época fue una mujer extraordinaria, autodidacta, desafió los privilegios de los hombres para convertirse en una prolífica escritora durante la segunda mitad del siglo XVII.
Aprendió a leer y escribir a los tres años y a los ocho escribió la primera Loa, por lo que fue considerada Niña prodigio.
Una viva inteligencia, versificadora por excelencia, nos dejó la más pura tradición estética del Barroco Español. Su legado virtuoso centra el tema de la belleza femenina y la defensa de la mujer ante acusaciones de la Sociedad.
Sor Juana Inés de la Cruz, siempre la admiré en mis años de estudio y hoy en el aniversario 372 de su natalicio la traigo a mis escritos rebasando barreras físicas y temporales, para recordarla a través de su obra como la sensible poetisa que se adelantó a su época. Murió en 1695, agradecida de vivir sola, no tener ocupación alguna obligatoria que embarazace la libertad de su estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de sus libros.
Por Raisa Díaz Miranda