«Para mercenarios y traidores no hay espacio en esta tierra heroica», así se reafirmó este lunes durante el acto político y ceremonia militar realizado en el Mausoleo del Cacahual en homenaje al aniversario 124 de la caída en combate del Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales y su ayudante, el capitán Panchito Gómez Toro, y el aniversario 31 de la Operación Tributo
«Para mercenarios y traidores no hay espacio en esta tierra heroica», así se reafirmó este lunes durante el acto político y ceremonia militar realizado en el Mausoleo del Cacahual en homenaje al aniversario 124 de la caída en combate del Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales y su ayudante, el capitán Panchito Gómez Toro, y el aniversario 31 de la Operación Tributo.
La conmemoración estuvo presidida por el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, General de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera, viceministro primero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR); y Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en La Habana.
Durante el homenaje, la estudiante de quinto grado de la escuela primaria Mártires de Playa Girón del municipio Boyeros, Anyeline Torres Véliz, ratificó en nombre de los pioneros «la felicidad de vivir en una Cuba libre, soberana y segura, donde todos los derechos son respetados».
En tanto, los jóvenes, representados por el cadete Roberto Miguel Simón Rojas, de la especialidad de Tropas Especiales de la Escuela Interarmas de las FAR «General Antonio Maceo» Orden «Antonio Maceo», resaltaron sentirse herederos de las tradiciones de lucha de nuestro pueblo para no dejar caer la bandera y continuar defendiendo la Revolución al precio que sea necesario.
De igual manera, durante las palabras centrales de la conmemoración, el General de Brigada Raúl Villar Kessell, jefe de la Gran Unidad de la Gloria Combativa «Rescate de Sanguily» «Orden Antonio Maceo», destacó que rememorar esta efeméride constituye un acto de ratificación del incondicional compromiso con todos nuestros héroes y mártires, de la inquebrantable decisión de todo un pueblo de ser siempre fiel a las ideas y el ejemplo del Titán de Bronce.
«El 7 de diciembre de 1989 quedará inscrito en las páginas más gloriosa de la Revolución. Ese día nuestro pueblo no solo acompañó y lloró a sus hijos más entrañables, sino también en manifestación callada y consciente reafirmó una vez más su apoyo y fidelidad a la gloriosa bandera de Baraguá, del Moncada y de Playa Girón», señaló.
Villar Kessell expresó que «ante la tumba del General Antonio y todos nuestros muertos gloriosos reafirmamos la convicción de que para mercenarios y traidores no hay espacio en esta tierra heroica» y subrayó la importancia de mantenernos alertas y salir al paso de todo intento para socavar la soberanía y la independencia de Cuba.
También estuvieron presentes otros dirigentes del Partido, el Gobierno, la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), las organizaciones estudiantiles, jefes principales de las FAR, del Ministerio del Interior (Minint), combatientes y familiares del Ejército Rebelde, la lucha clandestina, internacionalistas, miembros de la ACRC y el Cuerpo Diplomático Militar acreditado en Cuba.