Para nosotras las mujeres sería bueno comenzar el día 8 de marzo reafirmándonos una vez más lo importantes y necesarias que somos.
Despertar todos los días con estas palabras sería maravilloso. Sería bueno comenzar el día reafirmándonos una vez más lo importantes y necesarias que somos.
Sólo por ser mujeres a diario nos enfrentarnos a cuestiones que nos gusten o no, están ahí. No hay mejor manera de enfrentarlas que con entusiasmo, valentía y convicción en nuestra fuerza, amor y determinación.
Muchas veces se nos pasa el tiempo lamentando lo que nos ha pasado, y muchas veces vivimos con la zozobra de lo que pueda pasar mañana, y es cierto que a muchas no les ha sido fácil sortear las dificultades que se presentan, pero ¿acaso no has salido airosa y triunfante? ¿No es tiempo entonces, para que empieces a apreciarte y admirarte?
A ti te hablo mujer, a ti mujer que haces historia cada día cuando te levantas y empiezas un día más de luchas y de logros, no importa si vives en el anonimato, construyendo con suspiros de ilusión para hacer más fuertes los muros de tu corazón para darle refugio a tus más nobles sentimientos.
Naciste con la capacidad de confortar el alma de quien se cruza por tu camino, eres madre, has parido con abnegación y ternura, la educación, la tolerancia, y lo transmites a los de tu entorno, no necesariamente a hijos salidos de tus entrañas, porque a muchas les ha sido negado por la naturaleza el ser madres, a lo mejor eso hace que te sientes sola, y sin embargo le das compañía a quien lo necesita.
Muchas veces no te sientes fuerte para tu jornada, porque sabes que será la jornada la que te hará fuerte y la llevaras hasta el final, porque tienes un par de manos fuertes y delicadas, fuertes para defender a los tuyos, delicadas para darle forma a la nada y extraer el sustento para los tuyos, alzas tu mirada cada noche cuentas las estrellas del firmamento, y las aprisionas en tus manos para alumbrar la vereda del caminante, eres artesana que tallas con tus manos la sonrisa de tus hijos, que enjugas las lágrimas del que sufre y te olvidas de tu propio sufrimiento, y buscas incansable en los cuatro puntos cardinales la fuente de la felicidad para los que amas.
Si piensas en todos los privilegios que tienes, si disfrutas de tus logros y triunfos, no te quedará tiempo para lamentarte por lo que no tienes. Si te propusieras disfrutar tus logros, tu propio valor, tu amor hacia ti misma ¿qué importaría si otros no te valoran, teniéndote a ti misma? Mejor aún, tienes a tus hijos, a tu valiosa familia, que no puede ser sustituida por nada ni por nadie, pregúntate a ti misma si el ser mujer no es suficiente razón para despertar cada día con el corazón henchido de gratitud.