Unas 345 instituciones- el 57, 5 por ciento (%) de las existentes en la provincia más occidental- garantizan los estudios a todos los niveles de los vueltabajeros
Si antes del triunfo de la Revolución Cubana unas pocas escuelas permitían el acceso a la educación a los pinareños residentes en el sector rural, hoy 19 mil 547alumnos acuden a las aulas con la tranquilidad de construirse un futuro digno.
Unas 345 instituciones- el 57, 5 por ciento (%) de las existentes en la provincia más occidental- garantizan los estudios a todos los niveles de los vueltabajeros, ya sean círculos infantiles, politécnicos, escuelas primarias, secundarias.
Ello facilita la disminución del traslado de educandos hacia sitios lejanos de su zona de residencia, explicó Anselmo Hernández Domínguez, jefe del departamento de planeamiento y estadística de la Dirección Provincial de Educación.
Agregó que a todos los centros se les asegura la base material de estudio, medios audiovisuales y de computación, todo en pos de la calidad del proceso docente educativo y la preparación integral de cada alumno.
Únicamente cinco escuelas actualmente utilizan paneles solares para la generación de energía eléctrica, pues el resto pertenece al Sistema Electroenergético Nacional, lo cual habla a favor de los esfuerzos del Estado cubano por llevar el servicio no solo a las viviendas.
Precisó Hernández Domínguez que cuatro mil 385 docentes imparten las clases en esas comunidades y la gran mayoría de ellos están frente a las aulas, aunque también cuentan con bibliotecarios, logopedas, auxiliares pedagógicas e instructores de arte.
El 86 % del personal son licenciados; en tanto la reapertura de escuelas pedagógicas y las prioridades del ingreso en el sector rural, facilitan la cobertura laboral sobre todo en la enseñanza primaria, la cual dispone de reserva de maestros en la mayoría de los municipios, dijo.
Otros centros garantizan la educación
También funcionan centros primarios con una matrícula menor a los cinco estudiantes, debido a su enclave en lugares intrincados y de difícil acceso, lo cual no constituye un impedimento para llevar a ellos la luz de la enseñanza.
Muchos de los parámetros del proceso docente educativo, entre los cuales se encuentran la asistencia, retención, resultados académicos- acotó el directivo-, están por encima de la media provincial; y los alumnos tienen la posibilidad de continuar estudios en la Educación Superior, sin distinción alguna.
Por solo citar un ejemplo, antes del primero de enero de 1959, Pinar del Río contaba con 14 secundarias básicas y ninguna radicaba en zonas rurales, remarcó.
Se hacía casi improbable que las personas de esos sitios cursaran siquiera el primer grado, pues las escasísimas escuelas primarias a las cuales podían asistir estaban ubicadas en las carreteras, indicó Hernández Domínguez.
A dos preuniversitarios- uno en la ciudad y otro en Artemisa-, igual cifra de politécnicos (el agropecuario Tranquilino Sandalino de Noda y la Escuela de Comercio) y una Escuela Normal para la formación de maestros, se limitaban las posibilidades de estudio de los pinareños, de ahí que los residentes en lugares lejanos tenían pocas o ninguna alternativa.
Según el censo de 1953, el grado promedio de los vueltabajeros entre seis y 49 años, era de 2,5.
En la actualidad, asciende a 9, 72 grados gracias a las facilidades de estudio sin límites de edades; por lo cual no existen hoy diferencias sustanciales entre el sector rural y el urbano.