La película ¿Por qué lloran mis amigas? que se proyecta actualmente en el cine de 82 minutos narra el rencuentro de cuatro amigas luego de 23 años sin verse, hecho que les obliga a realizar un repaso de sus vidas y de los propios lazos entre ellas.
Las principales salas de cine de Cuba proyectan desde hoy el drama ¿Por qué lloran mis amigas?, un largometraje de la realizadora cubana Magda González, con el cual nadie se sentirá ajeno.
Mucho se habla del respeto a la diferencia en la actualidad, pero pocos tienen el valor de asumirla o aceptarla, y el guión de la joven Hannah Imbert elude los precipicios del pesimismo para concentrarse en lo esencial: cuan corta es la vida y cuánto mejor nos sentiríamos si viviéramos a gusto.
Por supuesto, defender lo que creemos o amamos implica valentía, y por encima de todo honestidad, un valor crucial en la trama para desenmascarar estereotipos y concepciones, facilitar el entendimiento, tender puentes reales entre corazones humanos y demostrar la importancia de la amistad.
Fabulosas actuaciones se roban la atención fácilmente.
El escaso presupuesto obligó a la realizadora a concentrarse mayormente en una locación, sin embargo, la dirección de arte de Tomás Piard y las fabulosas actuaciones de Luisa María Jiménez, Edith Massola, Amarilys Núñez y Yasmín Gómez, se roban la atención fácilmente.
Intensas, emocionantes, profundas, convencidas y convincentes, así aparecen estas cuatro mujeres con diálogos que convocan continuamente a la reflexión, a la conciencia, y que no excluyen a nadie porque reflejan conflictos y anhelos universales.
La película de 82 minutos narra el rencuentro de cuatro amigas luego de 23 años sin verse, hecho que les obliga a realizar un repaso de sus vidas y de los propios lazos entre ellas.
Merecen destaque además las actuaciones especiales de Patricio Wood, Paula Alí, Ariadna Álvarez, Nestor Jiménez Jr. y Roque Moreno, así como la excelente composición musical de Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán.
¿Por qué lloran mis amigas? es una obra para reír y llorar, pero sobre todo para pensar, sobre la diversidad, la amistad, la honestidad, pilares indispensables para comprender y, en gran medida, para ser felices.