Amigo generoso, abogado brillante, una paciencia infinita, habilidad notable, profeta, un manantial, arquitectura intelectual muy sólidamente apuntalada y gran capacidad para la dialéctica. Estás son algunas de las cualidades con las que definieron a Fidel Castro Ruz: Eusebio Leal, Abel Prieto y Marta Rojas.
En vísperas de conmemorar el próximo 13 de agosto el 98 Aniversario de su Natalicio. Cubadebate y el Sitio Fidel Soldado de las Ideas rendirán tributo al Comandante a través de los testimonios de aquellos que compartieron momentos con él.
Su humanidad
Conocí al Comandante en Jefe en 1973. Recuerdo con toda claridad que había un grupo de personas que pasaban por La Habana camino de un Congreso por la Paz que se realizaba en Europa y tuve la posibilidad de conocerlo aquí, en el Palacio de los Capitanes Generales, y de saludarlo con mucho sentimiento de amistad. Me sorprendió su humanidad. Ya él conocía un poco mi trabajo. Después tuve la ocasión de volverlo a ver en 1979, cuando se develó el monumento a Simón Bolívar,182 en este mismo lugar. Llegó al edificio inesperadamente. Yo le conté muchísimas cosas, no solo del museo, del cual ya le habían hablado, sino también de las esperanzas de hacer cosas por la Habana Vieja.
Esa es una impresión muy viva que tengo de los encuentros con él. Yo pienso que eso es como un manantial. Las personas que lo recuerdan de muy joven hablan de haber estado deslumbrados por esa capacidad de persuasión que él tenía, como un don personal, que además educó con sus lecturas, con su docencia en el colegio de la Compañía de Jesús, donde la oratoria clásica era parte del contenido de sus estudios.
Fue un abogado brillante, que se desempeñó en la abogacía defendiendo causas perdidas que supo ganar.
Fragmentos del testimonio de Eusebio Leal recogido en el Libro: “Más allá de la leyenda” de los autores: Estela Bravo, Ernesto Mario Bravo, Olga Rosa Gómez Cortés.
Un amigo generoso
Yo uso una sola corbata porque desde la escuela nunca supe hacer el nudo, y entonces lo que hago es halar la corbata para quitármela, y la guardo con el nudo hecho. Un día mi corbata estaba rota y entonces me atreví y le dije a Fidel: “Usted y yo usamos corbata negra. ¿Usted tendría la bondad de conseguirme una?”. Levantó el dedo e inmediatamente alguien bajó y me trajo una corbata de ese color. Eso pasó hace 24 años, y todavía uso la misma corbata negra que me regaló Fidel.
Él era un amigo generoso y cuando se enteraba que alguien tenía una necesidad siempre lo acudía rápidamente. Solamente hacía falta que se enterara. Por eso cuando había un problema en algún lugar la gente decía: «Eso es porque Fidel no lo sabe, porque él cuando lo sabe, acude de inmediato». Fidel es un hombre de excepción, un ser humano extraño, de esos que pasan de cuando en cuando por la Tierra.
Anécdota narrada por Eusebio Leal durante el espectáculo del grupo de teatro infantil La Colmenita, con motivo del 90 cumpleaños de Fidel. Teatro Karl Marx, La Habana, 13 de agosto de 2016.
Arquitectura intelectual muy sólidamente apuntalada
Conocí a Fidel en 1982, no recuerdo exactamente la fecha. Fue en torno a un premio Casa de las Américas o de alguno de aquellos encuentros de Intelectuales por la Soberanía. Creo que fue Roberto Fernández Retamar quien me lo presentó. Yo era en ese momento una especie de escritor joven.
Yo entré como presidente de la Uneac en 1988 y comenzó una relación un poco más cercana con Fidel. Se produjeron las primeras reuniones del Secretariado de la Uneac con él y, por primera vez, tuve la oportunidad de un diálogo más cercano.
En Fidel se da esa mezcla tan particular de un hombre lleno de pasión, de una carga afectiva muy fuerte y, al mismo tiempo, con una arquitectura intelectual muy sólidamente apuntalada. Es un hombre apasionado, capaz quizás de un exabrupto, pero que al mismo tiempo se mueve en situaciones políticas complejas con una gran capacidad para la dialéctica, para tomar las decisiones correctas, mesuradas, con mucha coherencia, muy apegado a los principios, de una gran facilidad para dialogar. Él dialoga con un empresario de derecha que puede venir de cualquier país del mundo, con un político de cualquier filiación ideológica, pero sabe moverse dentro de ese diálogo sin hacer concesiones de principios, en distintos ambientes, es muy cuidadoso, pero siempre defendiendo sus principios.
Fragmentos del testimonio de Abel Prieto recogido en el Libro: “Más allá de la leyenda” de los autores: Estela Bravo, Ernesto Mario Bravo, Olga Rosa Gómez Cortés.
Fidel pertenece al futuro
Fidel combinó la teoría con la práctica revolucionaria y nos legó una obra monumental levantada contra viento y marea. Muchos dicen que quizás uno de los elementos más admirables de su obra fue la construcción de la unidad entre los revolucionarios cubanos, y contribuir también a ella tanto en el Movimiento de Países No Alineados como en todos los foros internacionales, frente a las fuerzas hegemónicas.
Luego del triunfo de 1959 él fue armando, con una paciencia infinita y habilidad notable, la unidad de la fuerza revolucionaria.
Había un viejo Partido Comunista al que siempre reconoció por su trayectoria de lucha admirable bajo la tiranía, pero también había otras fuerzas revolucionarias con prejuicios anticomunistas, y él fue construyendo la unidad entre todos los que habían luchado contra la dictadura, independientemente que desde el punto de vista ideológico no hubiera una homogeneidad.
Él construyó ese consenso y así nació el Partido Comunista de Cuba. Es una de las facetas de su obra que más hay que admirar y estudiar, porque esa es una de las tragedias que tiene la izquierda hoy, pues con mucha facilidad se quebranta la unidad y con mucha dificultad se construye un frente unido.
La derecha se une, se convierte en una fuerza fascista y avanza contra los pueblos sin piedad. Es importante que la izquierda tenga en cuenta esa lección que nos dejó Fidel, de que hay que unirse, dejar las discusiones colaterales, los protagonismos y unirnos para luchar contra el adversario.
Después del derrumbe del socialismo en Europa, en un momento en que la gente de izquierda cayó como en una especie de shock, muy desconcertada, el coro neoliberal cantaba el triunfo del mercado como la fuerza ciega que iba a poner orden. En ese momento en que la izquierda estaba confundida y desmoralizada en muchos casos, Fidel unió al pueblo de Cuba, lo llamó a combatir.
A Fidel hay que leerlo y releerlo porque siempre encontraremos en él respuestas iluminadoras sobre lo que está ocurriendo o puede ocurrir. Hay que evitar que su pensamiento esté en una vitrina o en un anaquel porque es un hombre que pertenece al presente y al futuro.
Fragmento de la intervención de Abel Prieto en el panel dedicado a Fidel en el Foro Mundial por la Paz. La Habana, 25 de noviembre de 2020.
La historia lo absolvió
Después de yo oír La historia me absolverá y de ver el desembarco del Granma, cuando él dijo: “voy, llego, triunfo”, a mí no me quedó la menor duda de que él llegaba hasta donde su inteligencia y su voluntad quisieran. Para mí, que lo conocí de aquella forma, hace tanto tiempo, Fidel es el mismo, es la misma persona, exactamente igual, porque la divisa de su vida ha sido convertir el revés en victoria.
En el Moncada era la debacle, ¡cuántos asesinatos!, no se logró tomar el cuartel por sorpresa, los partidos de la oposición estaban en contra, y sin embargo, la primera victoria fue decirle al tribunal que le quitaran las esposas y los guardias, nerviosos, se las retiraron; la segunda victoria transformar, rápidamente, en cuarenta y ocho horas, el juicio y de acusado convertirse en acusador de los crímenes que cometieron los guardias aquellos, el régimen de Batista y los militares, y fue esa la razón por la que lo separan del juicio, porque el juicio cambió, los acusados se convirtieron en acusadores con él actuando como abogado acusador. Fue la segunda victoria. Era un revés convertido en victoria.
La tercera victoria consiste en haber pronunciado ese alegato, La historia me absolverá, que se convirtió en un programa que moviliza a las masas.
Yo creo que la frase que dijo: “Condenadme, no importa, la historia me absolverá” es una realidad, la historia lo absolvió, porque la historia ha demostrado que aquel hecho fue transformador y verdaderamente revolucionario. Al cumplirse el programa que él expuso en su alegato, programa que luego trascendió y se amplió con el socialismo es otra evidencia de que la historia lo absolvió, porque no mintió, se cumplió.
Fragmentos del testimonio de Marta Rojas recogido en el Libro: “Más allá de la leyenda” de los autores: Estela Bravo, Ernesto Mario Bravo, Olga Rosa Gómez Cortés.
Referencias:
Libro: “Más allá de la leyenda” de los autores: Estela Bravo, Ernesto Mario Bravo, Olga Rosa Gómez Cortés.
Libro “Yo conocí a Fidelˮ, de Wilmer Rodríguez Fernández.
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