Urgen más preparación, más exigencia, más control y más transparencia para lograr el éxito y proyectarnos hacia el futuro.
Sandino-Podemos afirmar que los congresos del Partido Comunista de Cuba han tenido una importancia trascendental en la proyección, la consolidación y el desarrollo futuro de la Revolución.
A nuestro juicio desde el Primer Congreso en 1975 hasta el Séptimo en 2016 han terminado marcando momentos decisorios en la consecución de una sociedad lo más próspera y sostenible posible, ajustada a los contextos y situaciones existentes.
De hecho el Sexto Congreso fue celebrado en 2011 con un punto único: la actualización del modelo económico y social cubano. No pasó por alto tampoco la presentación del Proyecto, que motivó a las personas a meditar con ciertas dudas pasando por la solicitud de tiempo para leer y digerir mejor el documento.
Toda la población pudo opinar en su discusión, cuyo protagonismo, ratificó la esencia del sistema político cubano: su carácter democrático y participativo. No solo intenta definir rumbos de la economía cubana, también obliga a actualizar, a perfeccionar principios fundamentales en el orden social.
Estos Lineamientos llegan ahora al Octavo Congreso del Partido con más experiencia del país, con una visión mucho más avanzada del futuro, que entoces no se pudo alcanzar.
Es necesidad para este cónclave y así lo anuncia, evaluar de manera integral la actualización del modelo económico desde el 6to Congreso hasta la fecha. Entender y aplicar la Tarea Ordenamiento en medio de la compleja situación sanitaria que vive el país supone propiciar el desarrollo a partir de decisiones y del trazado de una política propia.
Urgen más preparación, más exigencia, más control y más transparencia para lograr el éxito y proyectarnos hacia el futuro.
El Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba
Con el ojo puesto en la economía, como aspecto principal de la vida nacional, sesionará del 16 al 19 de abril el Octavo Congreso del Partido Comunista de Cuba en un escenario complejo, pero renovado y diferente. Pero en general, con la certeza de que poseemos dos fortalezas importantes para el cambio: el alto nivel de instrucción de nuestro pueblo, y contar con la dirección histórica de la Revolución que conduce el proceso sin renunciar al humanismo y la solidaridad, como principios éticos.
