Llegar al 2024 implica que asumamos conscientemente los desafíos que debemos enfrentar como país y al mismo tiempo, proponernos avanzar en el orden personal hacia situaciones que nos permitan materializar las aspiraciones, avanzar en el plano económico y también ponernos a tono con la sociedad
Por Luis Calderón Canals
La llegada del fin de año y el inicio del próximo mueve a millones de personas en el mundo entero, unos regresan a su lugar de origen, otros intentan visitar con éxito lugares no conocidos o en los que disfrutaron de momentos inolvidables, todos buscan diversión, entretenimiento, descanso, felicidad.
Los cubanos tenemos razones más que suficientes para celebrar el fin de año pues eso nos lleva a un nuevo aniversario del Triunfo de la Revolución, que llegó precisamente con el año nuevo y no por obra y gracia del almanaque; y al igual que todos los optimistas del planeta, albergamos la confianza en que todo puede ser mejor en la próxima etapa.
En fin que esa doble festividad moviliza, aglutina y exige de la atención de la familia que desde día antes comienza los preparativos; en primer lugar por los bebestibles y comestibles, sin olvidar la música o las buenas películas o musicales que siempre vienen bien para mantenerse en vigilia hasta las doce de la noche o más entrada la madrugada.
Desde luego que en comparación con los residentes en otras latitudes tenemos una forma particular de celebrar que es el resultado de la fusión de las viejas y las nuevas tradiciones y por esa razón llegadas las doce campanadas del día 31 de diciembre lo mismo puede escucharse el himno nacional, que ensoparse bajo un cubo de agua tirado desde el balcón de la cuarta planta para limpiar la casa de todo lo malo que pueda estar por venir.
Así somos y así seguimos de frente y luchando por el mejoramiento personal, familiar y de la sociedad en su conjunto, pasando por encima de necesidades y carencias, dispuestos a superarnos cada año con respecto al anterior, en fin, cubanos de la punta del dedo gordo hasta el último pelo, riéndonos y disfrutando y sobre todo seguros del futuro que nos pertenece por derecho propio.
Cuando el reloj llegue a las doce habrá concluido el año 2023 y se iniciará de inmediato el 2024 y eso implica que asumamos conscientemente los desafíos que debemos enfrentar como país y al mismo tiempo proponernos avanzar en el orden personal hacia situaciones que nos permitan materializar las aspiraciones, avanzar en el plano económico y también ponernos a tono con la sociedad.
Si bien es cierto que son muchos los problemas que nos afectan en la actualidad no es posible asumirlos como algo permanente, inamovible, definitivo para el resto de los tiempos y por esa razón se hace necesario cargar las baterías del optimismo y asumir el presupuesto de que todo tiempo futuro puede ser mejor y que logarlo en el orden personal, familiar y social será posible en primer lugar a partir de nuestros propios esfuerzos, algo que muchos pretenden ignorar.
Más que sentarnos a pedir deseos en momentos como estos, debiéramos pasar revista a lo hecho y lo por hacer, ganar conciencia de nuestros aciertos y desaciertos en el orden personal y comprometernos con nosotros mismos a ser cada vez mejores a partir del esfuerzo diario y como fruto del trabajo creador que debe constituir la brújula de nuestro quehacer.
Dediquemos pues el tiempo necesario a las festividades por el fin del año y por el nuevo aniversario de la Revolución y sirva ese momento de disfrute y satisfacción para acometer con nuevos bríos los desafíos de estos tiempos.
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