Su mirada se pierde en una mezcla de inocencia y curiosidad, como un ángel que levanta sus pequeños y menudos bracitos abrazarnos fuertemente
Sandino – Su mirada se pierde en una mezcla de inocencia y curiosidad, como un ángel que levanta sus pequeños y menudos bracitos para enlazarnos y asirnos fuertemente, sin prisa alguna.
De su sencilla boca rosa compuesta por finos labios que casi todo el tiempo sonríen, sale una palabra de tres sílabas que nos oprime el pecho de la emoción y nos recuerda lo divino de ser mujer: MAMITA.
Cuando llegamos a casa después del trabajo, cuando los miramos disfrutar de su baño y su comida, cuando conversan con nosotros contándonos su día en jerigonza, o nos regañan porque en nuestro constante ir y venir le pasamos por el lado sin detenernos para acariciarle los cabellos o las lozanas mejillas.
Todas estas acciones que no por cotidianas nos aburren, nos llevan a flotar en ese limbo multicolor y lleno de brillo, que nos hace más llevadero hasta el peor de nuestros días.
Por ser intranquilos, incontrolables, impertinentes, jaraneros, oportunos, sinceros, cariñosos, sencillamente increíbles es que nos convertimos en fieles guardianas de su seguridad y bienestar.
No queremos perdernos nada de sus vidas como individuos sociales y la mayoría de las veces pecamos de estar demasiado cerca. La pregunta es: ¿cómo no estarlo si aún son parte indispensable de la cual no queremos prescindir?
Entonces nos atormenta el recuerdo de sus palabras ¨ yo puedo solo.¨ olvidamos cuando pasamos por esa preciosa edad y simplemente no queremos ser ignorados por ellos que nos hacen sentir las personas más importantes del mundo cuando nos necesitan, nos hablan, nos miran.
Siempre serán nuestros pequeños príncipes y princesas, sin importar el tamaño o la edad. Es por eso que cada día damos gracias al cielo de contar con esa menuda manito, que nos toma del dedo y camina a nuestro lado.
Sin duda alguna nuestro José Martí tenía razón cuando expresó que hay solo un niño bello en el mundo y cada madre lo tiene.
Los niños son los que saben querer, son la esperanza del mundo