Vilma, protagonista de la epopeya cubana por la independencia, constituye un ejemplo de mujer combatiente por la justicia y la igualdad
Brotó rica, inteligente y hermosa cual reina celestial que descubrió pronto que en su castillo no estaba el futuro justo para sus hermanos y salió a buscarlo, encontrándose cara a cara, con la realidad que definiría su destino: había que luchar para obtenerlo. No se inmutó ante el peligro y dispuesta a todo, comenzó a escribir su propia historia.
Alternó los estudios con las funciones de profesora universitaria y la participación en las luchas populares de los movimientos sociales y políticos. Se descubrió a sí misma como una joven impaciente, intrépida, bondadosa, valiente, sencilla, capaz de batallar hasta el final si de eso dependían sus ideales.
Protagonista de la epopeya cubana por la independencia, constituye un ejemplo de mujer combatiente por la justicia y la igualdad, talentosa y audaz luchadora, dirigente eficaz de la clandestinidad en la batalla contra la tiranía batistiana, leal siempre a sus valores éticos y morales.
Así fue siempre, Vilma Espín quien nació en Santiago de Cuba el 7 de Abril de 1930. Ella se ganó la confianza del pueblo con su expresión de niña grande y su voz de princesa encantada, que dulce y oportuna, siempre se escuchó con gran respeto y cariño, sin dejar de ser la guerrera de gesto humano, la sonrisa más bonita de la Revolución.
Un ejemplo a seguir
Promotora principal de la igualdad de género y de la dignidad plena de la mujer, siempre defendió la integración de esta en la sociedad, como ente activo capaz de realizar las mismas tareas que los hombres sin pretender sobresalir.
Ejemplo para todos los que queremos un mundo mejor, justo, donde podamos convivir todos en igualdad de condiciones y derechos, donde no existan explotados ni explotadores.
Vive siempre en cada obrera, campesina, maestra, profesora, miliciana… mujer. Brilla con fulgor infinito, como una estrella, símbolo de amor, libertad, justicia y equidad social.
Preferimos recordarla igual que su tocaya Vilma Spengler Calderón: “como la Líder, mezcla de ternura y firmeza, que con constancia y paciencia, nos enseñó que las mujeres somos algo más que una figura decorativa o un simple objeto sexual.”
Por todo esto y más, no nos resignamos a su perdida y sentimos su presencia en cada rostro de mujer revolucionaria pero también en el corazón de cada hombre que sepa darle valor a una mujer.
Entonces no debemos sentir tristeza porque físicamente no esté presente, puesto que nos acompaña siempre su gran sentido de la responsabilidad, su tenaz rebeldía contra la injusticia social, sus sueños de igualdad.
Hoy Cuba le honra en el aniversario 14 de su desaparición física. Por siempre Vilma. Usted, está presente entre las mujeres cubanas y entre todo su pueblo.
Por luchar constantemente por el bienestar de todos y cada uno de nosotros… GRACIAS VILMA.