17 de enero de 1959, júbilo a flor de piel

El 17 de enero de 1959, la caravana de la Libertad, liderada por Fidel Castro, llegó a Pinar del Río, trayendo esperanza y compromiso al pueblo cubano. Las calles se llenaron de personas jubilosas, marcando el inicio de un nuevo horizonte de oportunidades y sueños cumplidos
Por Raisa Díaz Miranda
La emoción cautivaba la jornada. Era Fidel y su caravana de la libertad. Al fin el pueblo desposeído sería dueño de su futuro. La felicidad y el agradecimiento llenaban los corazones, las sonrisas perpetuaban el momento que nunca sería olvidado. Desde La Habana llegaban los patriotas, cargaban el mayor compromiso de su lucha, el deber hacia el pueblo.
Las calles de Punta Brava, Bauta y Guanajay se llenaron de personas para recibir a los heroicos combatientes de la Sierra Maestra. La población asumía la presencia revolucionaria con el compromiso de seguir adelante a pesar de las adversidades. Se abría un nuevo horizonte para los pinareños y el júbilo estaba a flor de piel. Supe por la historia que en la propia ciudad de Pinar del Río una rastra se situó en las intersecciones de las calles José Martí y Rafael Ferro, para una improvisada tribuna.
En las primeras horas de la noche, el líder cubano habló, su voz resonó como un canto justo, los sueños se hacían realidad, muchos cayeron en el camino pero la sangre derramada no fue en vano. Atrás quedaba la ignominia, el abuso, el improperio, llegaban oportunidades, solo había que asumirlas con compromiso y deseos para seguir adelante.
La caravana de la Libertad llegaba en los albores del triunfo revolucionario en aras de mejorar la vida del cubano. El 17 de enero de 1959 los pinareños abrían sus brazos dispuestos a defender y a cultivar lo que les pertenecía por derecho propio.
La luz y la esperanza enarbolarían proyectos futuros en busca del bienestar común.
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