
Cada 7 de junio se celebra el Día del Bibliotecario Cubano, una efeméride que rinde homenaje a quienes dedican su vida a preservar y transmitir el conocimiento en nuestra sociedad. La bibliotecaria Juana Magdalena Pérez Betancourt, quien ha entregado su vida a la enseñanza y a la gestión de la información, es un ejemplo inspirador de vocación y dedicación que merece ser celebrada en este día especial
Belkys Lázara Balmaseda Albelay
Juana Magdalena Pérez Betancourt comenzó su vida laboral como bibliotecaria escolar en el Seminternado Héroes del Moncada del poblado de Manuel Lazo, sin experiencia alguna, con apenas 17 años de edad, pero con deseos de enseñar todo lo que había aprendido.
Ese mismo año se incorporó a estudiar la carrera de Bibliotecología y Gestión de la Información donde alcanzó todos los conocimientos básicos de lo que era el trabajo de la biblioteca. Fue entonces cuando descubrió que enseñar era su vocación, poder transmitir todos sus conocimientos y compartir sus experiencias, razón por la que con entrega y dedicación aprendió cada novedad que el excelente claustro de maestros le fue enseñando, quienes la prepararon con total entrega y dedicación, llegando a formar una gran profesional.
Diez años más tarde comenzó a trabajar en el centro politécnico Marien Ngouabi durante varios años, los que marcaron su trayectoria laboral al ser considerados como años inolvidables, pues según confesó, pasó momentos muy felices junto al colectivo que la acompañó.
Además vivió experiencias únicas, una de ellas fue cuando resultó ser vanguardia municipal, provincial y nacional por su gran desempeño laboral y sus excelentes resultados de trabajo, además en el año 2015 fue seleccionada para recibir el Premio del Ministerio de Educación en reconocimiento a su ardua labor.
Por sus resultados de trabajo ocupó el cargo de Metodóloga de Biblioteca Escolar en la Dirección General de Educación en Sandino, labor que como era usual en ella, cumplió de manera decorosa, llegando a laborar en esa plaza hasta el momento de su jubilación.
Se jubiló con reconocimiento exitoso a sus 42 años de labor ininterrumpida, orgullosa de haberse sentido realizada y haber entregado lo mejor de sí en su día a día, en cada tarea asignada con amor, pasión, entrega y responsabilidad.
Tal fue su amor por su profesión, que después de haber transcurrido ocho años de jubilada, a la edad de 68 años, consideró que aún le quedaba mucho por enseñar, discímiles experiencias que contar y abundante conocimiento por compartir, lo que la llevó a tomar de decisión de reincorporarse en el año 2024 como bibliotecaria del centro politécnico Marien Ngouabi, sitio donde tiempo atrás había materializado sus sueños y su vocación, y esa era una nueva oportunidad de continuar ejerciendo su profesión, dedicándose además a preparar estudiantes para concursos, alcanzando resultados satisfactorios a nivel municipal, provincial y nacional.
Hoy se siente orgullosa de haber dedicado la mayor parte de su vida a formar parte de las filas del Ministerio de Educación, que a sus casi 70 años aún cuenta con el entusiasmo y las fuerzas suficientes para ayudar en la formación de los pinos nuevos, preparándolos para el futuro, pues son ellos los encargados de preservar las conquistas de la Revolución que hasta hoy hemos logrado, y si volviera a nacer, -según comenta- no dudaría un segundo en elegir volver a ser bibliotecaria.