El hecho de que se expresen criterios y diversas inquietudes sobre los abastecimientos en mercados y puntos de venta no es en absoluto criticable. Menos aún cuando provienen de personas genuinamente preocupadas por la labor del sector de la Agricultura y los destinos de la producción. Todo lo contrario, es muestra de la democracia y la participación del pueblo en asuntos de prioridad y seguridad nacional.
El cuestionamiento va unido a la inestabilidad de productos agropecuarios en dichos establecimientos. Es cierto, estamos en una etapa que no es de mercados abarrotados de productos, máxime si hubo afectaciones por lluvias asociadas al huracán Helene. No obstante, es facultad de los directivos del sector definir estrategias que tributen a satisfacer las necesidades de la población con una variada oferta de productos.
Sin embargo los bajos rendimientos productivos impiden estabilizar la venta de viandas, granos, frutas y hortalizas. No es secreto que los volúmenes necesarios para alimentarse correctamente apenas permiten el consumo de las cantidades y diversidad requeridas para mantener los niveles de nutrición.
Con los cálculos bien claros agregamos que ocurre aún cuando los reportes sobre cumplimientos se muestran optimistas. La verdad se esconde en datos que revelan al cierre del mes de septiembre un cumplimiento de las producciones físicas de manera global. Pero cuando hacemos un análisis de las particularidades, nos damos cuenta de las insuficiencias y deficiencias del sector de la Agricultura.
Las cosas se complican, más ahora, apenas empiezan a notarse que no hay reflejo de los resultados en mercados y puntos de venta, sin factores adversos que inciden en parte. Esto provoca que las ventas de productos agropecuarios no satisfacen la demanda de la población y por consiguiente un incremento de los precios en las circunstancias actuales. Y esto, claro está, con tendencia al aumento año tras año y coincide, vaya fatalidad, con que también han disminuido las dispibibilidades en oferta.
Desde hace años la producción de alimentos exige repensar sus métodos, hoy se convierte en una urgencia. En el mejor de los casos Acopio como rector de la comercialización contribuye a complementar un poco el déficit de productos agropecuarios con yuca, traída de otros territorios y que Sandino incumple; plátano y malanga, renglones en los que no logra concretar lo planificado.
Un reciente informe de Economía y Planificación revela que el municipio cumple con el acopio de leche, sin embargo los niños solo reciben medio litro diario, mientras que el desvío del fluido lácteo continúa siendo un problema a resolver.
Asalta cierto optimismo el hecho de cumplir con la entrega de carne a la industria, pero aún así es necesario que sobre la ganadería se pongan todos los esfuerzos para que la industria garantice su actividad. Lo cierto es que los resultados comparados con igual etapa del año anterior, superan lo planificado. Eso es algo más que alentador, pero insuficiente en el complejo escenario donde la Agricultura está llamada a estimular la producción con medidas organizativas y nuevas maneras de trabajar.
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