El reto ante el nuevo coronavirus
De lo que hagamos por cada uno, depende también la salud de quienes nos rodean, incluidos familiares, vecinos, amigos.
No tomar partido en esta batalla campal a favor de la vida, podría cambiar el curso de los acontecimientos. Es la peor ceguera estratégica cuyo saldo mortal por todos es conocido. Quizás el tema del nuevo coronavirus muchos lo vieron como algo lejano, y tocó a sus puertas. Se sintieron invulnerables, por estar sanos. Quizás pensaron que no les tocaría sin embargo, este enemigo silencioso actuó y propició el contagio.
La realidad es una: Una simple conducta, una simple actitud, algo tan inofensivo y sano como una celebración, en estos tiempos, puede traer lamentables consecuencias, y así ha quedado demostrado en muchos sitios del país.
Los ejemplos que se extiendan a quienes con el dominó en mano y en las calles, creen que están a salvo, a los que deambulan, a los de las colas innecesarias, a esos que sin nasobuco merodean como si con ellos no fuera. Es preciso, es imprescindible hoy, ahora, ser responsables.
De lo que hagamos por cada uno, depende también la salud de quienes nos rodean, incluidos familiares, vecinos, amigos.
Es también la manera de agradecer y reconocer la labor de quienes en este período en cada rincón de esta nación, han afrontado con coraje el virus Sar Cov 2, para salvar al ser humano de sus garras, dígase todo el personal de la salud enrolado, desde el médico hasta el más sencillo trabajador de una cocina.
Está en juego, la vida. Hay que acatar con disciplina cada medida que se oriente: así disminuimos riesgos y ayudamos también a quienes nos cuidan desde las instituciones de salud, o los que continúan trabajando, por el bienestar colectivo.
La suerte de todos depende de cada uno de nosotros. Las palabras responsabilidad, seriedad y disciplina son claves en este empeño.
Marelis Corvea
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