Trabajadores de los servicios comunales, dan su aporte colectivo que hoy cobra especial significado en la materialización de la Campaña Antivectorial
Cada mañana los veo ahí. A pesar de la humedad, el frío o curtidos por el sol después de la jornada. Son los hombres y mujeres que día a día embellecen la ciudad, limpian sus alrededores y despojados de cualquier prejuicio dan la bienvenida a quienes los saluda.
Sus rostros muestran consagración , compromiso y en su actuar van dejando una estela de respeto y admiración.
Al amanecer se levantan alborozados y junto al canto del gallo recogen sus enceres para enrutar el viaje hacia la labor.! Qué grandeza para los que no miran espacio, ni tiempo, quienes se hacen cómplices del amigo que pasa, el vecino que sonríe o el niño que no sabe la importancia de su quehacer.
Ellos, trabajadores de los servicios comunales, dan su aporte colectivo que hoy cobra especial significado en la materialización de la Campaña Antivectorial, en el mantenimiento de un acogedor y positivo cuadro higiénico-sanitario.
Guerreros incansables que no dan tregua, no desfallecen en la contienda, artífices llenos de sudor y tierra pero seguros de la meta, del ejemplo, del empeño.
Para mirar el esfuerzo solo basta con seguirlos por eso cada mañana cuando salgo a mi trabajo se dibuja en mis labios una sonrisa llena de ternura para ofrecerla a cada uno en dulce agradecimiento y grandes exhortaciones.
Por Raisa Díaz Miranda