Al igual que la Madre…el Padre estambién un regalo de la naturaleza. Y dicho y escrito así en mayúsculas, ser PADRE es condición que más que un nombre implica una aptitud ante la vida, una forma de enfrentarla y una posición privilegiada.
Al igual que las madres…los padres son también un regalo de la naturaleza. Y dicho y escrito así en mayúsculas, ser PADRE es condición que más que un nombre implica una aptitud ante la vida, una forma de enfrentarla y una posición privilegiada.
De hecho, desde que alguien es papá….ya deja de pensar en solitario…..para pensar en colectivo. Precisamente ese amor que les nace de muy dentro, hace acompañar a sus pequeños en el arduo y difícil camino que es la vida. Él está desde nuestros primeros pasos y termina enseñándonos los disímiles senderos a emprender….sin exigir nada a cambio.
Los padres son faro, son luz que no se apaga. Porque nada puede empañar siquiera la imagen que llevamos bien dentro. Esa que nos hace recordarlo si no está, con ese corazón inmenso que no sabe ni supo de odios ni rencores. Lo vemos poniéndonos los pañales, tocando nuestra frente si nos encontrábamos enfermos. También él….sin reclamos ni quejas…..dejó pasar horas y madrugadas al lado de mamá.
La imagen que siempre vemos ante nuestros ojos, nos regala a un padre amoroso y tierno. Que para el imaginario popular es mucho más anónimo que nuestra madre…..pero que siempre cuando lo necesitamos estuvo ahí…en el lugar indicado. Ellos, a veces sin hacer alardes de presencia…saben ganarse un lugar en el corazón de sus hijos a fuerza de sabiduría y amor.
Preocupación costante
Súmale a esto las preocupaciones por el muchacho que ya va al servicio militar o las desesperaciones por que se tardan en la discoteca. También el empeño de enseñar a jugar pelota, por inculcar a sus hijos habilidades y hábitos, y sobre todo…por encaminarlos durante todo su crecimiento. La “tarea” que emprenden a diario….les devela a los padres…también tristezas y quizás algunas incomprensiones. Pero, que nadie lo dude, esos sentimientos todos… se borran como por arte de magia, cuando reciben un beso, o ellos escuchan a gritos o en susurros un… TE QUIERO, PAPÁ.
Cada momento se engrandece o se alivia si tenemos la mano segura y la caricia tierna de papá. Es una suerte escuchar sus palabras de consuelo y también, por qué no, sus oportunos regaños. Aunque a veces ellos no encuentren la manera de decirlo con palabras…sabemos que están ahí…a nuestro lado. Es por eso que en estas jornadas queremos llenarlas de besos y caricias. Estamos seguros de que más que un día de junio, nos harían faltan todas las fechas del calendario para rendirles homenaje y demostrarles nuestro amor eterno. Ese que también merecen recibir siempre multiplicado…porque padre no es cualquiera….cada uno es único. ¡Felicidades papá!