La Dra. Galia Almeida García, es la jefa del área de Ginecología y Obstetricia del hospital Augusto César Sandino, en el municipio de igual nombre
Galia Almeida López llega a la consulta. Lo hace como siempre: con paso firme pero suave, con mirada cálida que desarma inquietudes y con esa sonrisa que sabe curar incluso antes de pronunciar palabra.
Más de treinta años han pasado desde que decidió que la ginecología sería no solo su profesión, sino su manera de tender un puente hacia el bienestar de tantas mujeres que han confiado en ella. Su modestia la define.
En un mundo donde a veces el reconocimiento grita para hacerse notar, Galia prefiere el susurro del trabajo bien hecho. No necesita títulos rimbombantes ni luces que la apunten. Prefiere que sus pacientes salgan de su consulta con alivio, esperanza y, sobre todo, soluciones.
La gente la describe como precisa, certera, pero eso no basta para entender lo que hace especial a Galia. Es su ecuanimidad la que transforma cada diagnóstico en algo más, en una caricia que sana el alma.
Es fácil notar por qué todos quieren tratarse con ella, por qué su nombre circula en murmullos agradecidos por los pasillos de su hospital.
Lena, su hija, ha seguido sus pasos. Galia no lo dice con presunción, ni siquiera como una victoria personal. Ella lo resume con esa honestidad que la caracteriza: «Si mi hija decidió ser ginecóloga, es porque algo bueno encontró en lo que le enseñé». Sus palabras suenan como una confesión humilde, pero también como un testimonio de orgullo silencioso.
Hoy, Galia sigue en su consulta, sigue en su lugar, donde tantos corazones se han aliviado y tantas vidas han cambiado. Sigue siendo la misma mujer que transforma un uniforme blanco en símbolo de entrega y una mirada cálida en medicina.
Por Tairis Montano Ajete
Merecido reconocimiento para la Doctora Galia Almeida García
