Fruto del amor de Don Mariano Martí y Doña Leonor Pérez, José Martí Pérez nació el 28 de enero de 1853 en la calle Paula, en La Habana
Fruto del amor de Don Mariano Martí y Doña Leonor Pérez, un español con una cubana, nació el 28 de enero de 1853 en la calle Paula, en La Habana, alguien que distinguiría como la figura más relevante de la historia de Cuba. Único hijo varón entre siete hermanas que adoraban su carisma y sensibilidad.
Rasgos de su carácter que unidos al desenfado en su forma de expresar sus pensamientos, hicieron que solo con 16 abriles, sintiera en su propia carne el castigo del verdugo.
Fueron los mejores años de su adolescencia, vivida en la opresión y el dolor, los que marcaron para siempre la personalidad del joven que con el tiempo, se tornaría en el orador principal de los intereses de todo aquel que quisiera defender al oprimido.
Desde las mismas entrañas del monstruo alertó sobre los planes que nacían de mentes mediocres llenas de avaricia. Escribió para niños y jóvenes el libro que lo haría inmortal en todo el mundo hasta nuestros días.
Con ideas claras y precisas, pero con un toque de inocencia describió el universo para aquellos que no podían verlo y le puso alas al verbo soñar.
Su habilidad para alertar a los pueblos y censurar a los gobiernos le hizo ganarse tantos amigos como enemigos. Pero aún aquellos que no le querían bien tenían que reconocer su ingenio.
Estudioso, versátil, realista, visionero, pensador incansable con una sensibilidad hacia lo hermoso, capaz de predecir lo que deparaba el futuro a la patria que lo vio nacer.
Calló en la batalla mientras arremetía al enemigo el 19 de mayo de 1895. Se cumplió su deseo de morir de cara al sol.
Ese día perdió Cuba y el mundo a unos de sus hijos más ilustres. Al hombre de la edad de oro. Ese que hoy recordamos por su capacidad de discernir entre lo mal y lo bien hecho, por sus ideales de independencia o muerte, por su legado.
Pereció en la batalla pero su Patria no perdió la guerra. Todos sus hijos tienen hoy lo que prometió y 100 años después cumplió Fidel, una sociedad culta y libre, donde no se le teme al enemigo.