CrónicaHistoria

Despertar de lucha

El levantamiento del 24 de febrero de 1895, aue resultado de una sabia orientación táctica de Martí, un levantamiento simultáneo

La manigua redentora fue el escenario apremiante de incontables batallas. Allí la fuerza de las ideas propició un alto ante las incontables injusticias del gobierno español. Como respuesta al llamado de José Martí a la guerra necesaria contra la ignominia y la opresión los cubanos nuevamente levantaron sus armas para vencer o morir.

El legado de hombres y mujeres valerosos corría por sus venas. El ímpetu de un pueblo que no seguiría avasallado apuntaló la estrategia organizada contra el opresor. Los gobernantes españoles sentirían nuevamente la adarga insoslayable del criollo valiente que luchaba por ver a su patria libre y soberana.

A principios de 1895 el profundo sentimiento patriótico e independentista se arrojó con denuedo en el arduo batallar insurreccional. El fracaso del Plan de Fernandina, organizado por José Martí para iniciar la insurrección independentista, lejos de amilanar levantó el espíritu revolucionario.
Los jefes comprometidos dentro de la Isla, esperaban que el Apóstol firmara la Orden de Alzamiento. Fue redactada por él y suscrita junto a otros dos compatriotas.

El levantamiento del 24 de febrero de 1895, al decir de la destacada historiadora, Hortensia Pichardo, fue resultado de una sabia orientación táctica de Martí, un levantamiento simultáneo con el cual el Delegado del Partido Revolucionario Cubano aspiraba a que la llama bélica prendiera en toda la Isla, para permitir que la Guerra Necesaria tuviera, como él solía decir, la brevedad y la eficacia del rayo.

En la fecha señalada volvió a resurgir el espíritu de lucha, nuevamente la Patria se proclamó en rebeldía.

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