Ahorrar depende de tomar conciencia
El enfrentamiento al malgasto y al derroche tiene que ser de frente, con decisión y coraje, como lo hizo Maceo en la «Protesta de Baragua»
Sandono – La crisis económica y financiera que afecta seriamente a todos los países del orbe y que tuvo su origen en el despilfarro y el consumismo capitalista, lógicamente también afecta despiadadamente, a los pobres del Tercer Mundo con mucha más fuerza y a nuestro país, que con el bloqueo se recrudece mucho más.
La pregunta se hace necesaria ¿qué hacer y cómo en cada caso para prevenir los efectos de este mal, que agrava considerablemente, la ya existente limitación que padecemos, producto del efecto del mismo criminal bloqueo yanqui? La respuesta es simple: para enfrentarla, solo existe un método, ahorrar.
Es imprescindible, primero que todo, tomar conciencia de cuánto perjuicio nos hacemos y hacemos a los demás si malgastamos lo que tenemos, pues al ser este pueblo netamente culto e incuestionablemente informado social, política y técnicamente, sabemos que un bombillo encendido es gasto de combustible, como lo es un transporte circulando vacío o subutilizado, uno o varios aires acondicionados refrescando a un grupo de directivos escribiendo o haciendo tablas de control o dictando indicaciones o solicitando informaciones, planes y planillas con el consabido gasto de luz eléctrica, la transportación de un grupo de trabajadores a un lugar para hacer algo improductivo no planificado, por guardar la forma y cumplir un entusiasmado acuerdo.
El enfrentamiento al malgasto y al derroche tiene que ser de frente, con decisión y coraje, como lo hizo Maceo en la «Protesta de Baragua».
Cada año recomenzamos una nueva campaña en pos del ahorro de recursos de todo tipo, específicamente del consumo eléctrico. No recuerdo época en nuestra Revolución que este tema no haya sido una batalla recurrente, y desgraciadamente aunque avanzamos algo, no parece ganada.
Hoy se insiste en el ahorro por una contingencia económica pues como dije al principio nuestro país no vive ajeno de la crisis económico–financiera internacional, pero con frecuencia saltan a la vista cuestiones que nada tienen que ver con esta situación extraordinaria y que es necesario eliminar de raíz, por un problema de simple lógica y racionalidad.
Luminarias, aires acondicionados y equipos tecnológicos encendidos sin justificación; grandes áreas controladas por un solo encendedor para gran cantidad de bombillas, entre otras, y esto es un asunto de simple ahorro por racionalidad y nada tiene que ver con la situación actual de ahorro por contingencia. ¿Cuándo desterraremos de una vez por todas el derroche injustificado?, ¿cuándo sentaremos las bases para lograr una economía eficiente?.
Soy del criterio que todavía pensamos que el ahorro es cuestión de grandes políticas y acciones estatales y no de muchas pequeñas y sistemáticas acciones de cada administración, de cada trabajador y cada cubana y cubano en cualquier lugar que esté, para entonces sí poder decir con razón que somos productivos y eficientes.