
El municipio de Sandino se convirtió en un referente educativo tras el triunfo de la Revolución Cubana, impulsando la educación como motor de dignidad y justicia social. Este macizo educacional destacó por sus transformaciones y el compromiso con la enseñanza, patentizado en la declaración de Guanahacabibes libre de analfabetismo en 1961
Por Raisa Díaz Miranda
Toda una historia de letras, Sandino se convirtió en un macizo educacional. El nuevo proyecto de dignidad y justicia social alcanzó peldaños superiores con el triunfo de la Revolución Cubana.
Vinieron grandes transformaciones, a pesar de disímiles quimeras la educación se convirtió en fulgor del porvenir. Quizás mis recuerdos no cubran todo el tiempo, nací diecisiete años después del triunfo, pero recuerdo cuánta importancia tenía la labor educacional en la región más occidental de Cuba.
Sandino mostraba una majestuosidad en cuanto a la enseñanza y el aprendizaje, 31 escuelas en el campo sirvieron de cuna donde los estudiantes asumían valores y conocimientos. La efervescencia educacional apremiaba por doquier, cada uno obtenía el aprendizaje valorando lo que sería en el futuro.
¡Cuánta grandeza también para quienes tenían a su cargo la enseñanza de una gran masa estudiantil! Muchos sucesos relacionados con esta epopeya se pueden mencionar, pero solo haré referencia al acto el 15 de diciembre de 1961 donde el Che, acompañado por Dermidio Escalona, Presidente de la JUCEI provincial, José Luis González Carvajal, Secretario General de las Organizaciones Revolucionarias Integradas y otros, dejó declarado, con la solemnidad característica, al territorio de Guanahacabibes libre de analfabetismo.
No basta hojear páginas escritas por los historiadores, escuchar a los protagonistas, también nos ayuda a valorar la lucha que se libraba por elevar los índices de escolaridad, los planes de formación de maestros y profesores, decisivos en las aspiraciones para el logro de cada objetivo.
Fue la década del 60 del anterior siglo el crisol de un magisterio que, tomando parte en los avatares y singularidades de la naciente Revolución en curso, honró las ideas pedagógicas de progreso en Cuba y en América Latina desde siglos anteriores. El municipio Sandino formó parte de ello. Bisoños maestros le dieron continuidad a la máxima de Fidel de multiplicar la luz de la enseñanza durante las dos primeras décadas de Revolución, su dirección y todo el pueblo vivió con orgullo y sentido propio para contribuir a cimentar la educación, sólida conquista del Socialismo Cubano.