
Hombres de micrófonos y consolas, padres de vocación: su amor por la radio se mezcla con la paternidad, dejando un legado que resuena más fuerte que cualquier aplauso
Por Tairis Montano Ajete
En la cabina no se ven pañales, ni s oyen cuentos antes de dormir, pero sí se cuela el eco de una paternidad distinta, constante, invisible a veces, pero inmensa.
Aquí están ellos, los padres de la emisora y no necesitan capa ni aplausos. Hacen magia con botones, guiones, consolas, micrófonos y silencios. Son padres en dos mundos: el del hogar y el del aire.
Gudelio, José Ramón, Jorge Humberto y Pullares, guardianes del sonido. Realizadores que logran que la emoción se escuche, que la radio respire y se conmueva.
Trabajan como padres: cuidan cada detalle, corrigen con paciencia y celebran cada logro como si fuera el primer “papá” dicho a media lengua.
Luis Calderón, fundador de memoria y de afecto, lleva la emisora en su historia como quien guarda una foto gastada pero intacta en el corazón. Colaborador constante, su presencia confirma que el amor por esta vocación no tiene fecha de caducidad.
Rodolfo, firme al timón de la programación, acomoda los ritmos del día como se acomodan los juguetes en la mesa del desayuno. Con ternura callada, su paternidad se nota en la constancia, en ese saber cuándo poner una canción o guardar silencio.
Desde la cima de la creatividad, Rolando Lamas dirige los programas como un padre que deja volar pero vigila el viento. Inspirador, exigente, generoso. Un padre que no solo guía: transforma.
Y desde los micrófonos que acompañan madrugadas y despedidas, resuenan también ellos: Alexander López y Roilán Santana, padres que no solo dicen, sienten lo que dicen.
Alexander abraza con la voz; acompaña como si conociera al oyente de toda la vida. Roilán habla desde la entraña, como quien nombra para consolar. Ambos construyen intimidad en el aire… y eso también es ser papá.
Porque ser padre en la emisora es llegar primero y salir después. Es apagar el teléfono para que suene la noticia. Es renunciar a un abrazo en casa para que otro lo reciba a través de las ondas. Es cuidar, enseñar, corregir sin que nadie lo note, pero siempre se siente.
Hoy, que se celebra la paternidad los nombramos. A ellos, los padres de micrófono, consolas e ideas que nos enseñan que la radio también se hereda. Porque ser padre no solo es engendrar: es dedicar, sostener, construir. Y ellos lo hacen con pasión, con amor, con una entrega que suena más fuerte que cualquier canción.
¡Felicidades, padres de la emisora!
Su voz se queda.
Su legado se escucha.
Su amor se transmite.
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