
Por Raisa Díaz Miranda
La majestuosidad envuelve el cimiento de 150 viviendas que vibran cada 21 de agosto. Es el resultado de una hermandad que resurge cada amanecer. Cuba y Venezuela aunaron esfuerzos y en una tierra virgen del occidente pinareño, alzaron con dedicación y amor edificaciones que significaron el hogar de familias afectadas por varios huracanes, que fueron devastadores a su paso por la provincia.
Hermanos venezolanos llegaron a la zona para resarcir afectaciones. Trajeron como gesto de bondad materiales de construcción desde la hermana República Bolivariana de Venezuela. Así las 150 viviendas fueron construidas con tecnología venezolana.
La colaboración ayudó a convertir los reveses en victorias. La cultura venezolana mezcló raíces con la cubana y en cordial intercambio fueron acogidos con respeto y admiración.
Culminada estas y otras obras sociales, el municipio de Sandino resarcía las dificultades que a su paso ocasionaron los huracanes Isidore, Lili e Iván y ya sostenido organizaba un evento inolvidable, la fundación de Villa Bolívar, ejemplo del magisterio de Fidel y Chávez para la integración latinoamericana y caribeña.
Alas de esperanza surcaron el espacio, un pueblo agradecido sería testigo de la honestidad y el valor moral de dos grandes hombres de la historia latinoamericana. El presidente de Venezuela y su anfitrión el Presidente cubano marcarían un antes y un después frente a la plaza que rinde honor a través de un histórico monumento al libertador de América Simón Bolívar.
En la misma región, en ese pedazo de suelo cubano Hugo Rafael Chávez Frías realizó su programa televisivo Aló Presidente número 231 y junto a Fidel Castro Ruz firmaron el compromiso Sandino.
El clamor del encuentro hizo vibrar corazones. A través de la Operación Milagro serían atendidos millones de pacientes con problemas oftalmólógicos y la buenaventura les ayudaría a recuperar la visión como resultado de un pacto de bondad y grandeza.
Allí donde el acontecimiento hizo realidad muchos sueños, los participantes concretaron el esfuerzo de todos. Quienes estuvieron nunca olvidan su magnitud y hoy Villa Bolívar resplandece en el tiempo como digna promesa hecha realidad. Un orgullo sereno recorre la zona y el aire perpetúa el susurro perenne de quienes permitieron que a partir del 21 de agosto de 2005 la felicidad y el progreso llegaran a la vida del lugar.