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Desde pequeños queremos ser como él

Desde pequeños queremos ser como él. No solo por el lema que coreamos en la escuela sino por lo que aprendemos desde la infancia a través de la historia de Cuba. Su estirpe bravía y rebelde marcó pautas en la lucha revolucionaria y como un hijo más abrazó la causa de los humildes.

No cabe en el papel descifrar su figura de hombre valiente, austero, comprometido con la justicia, ejemplo a seguir. No tuvo miramiento alguno en su palpitar guerrillero para abrir su corazón a este pedazo de suelo y entre abrojos y resquemores encontró el camino, junto a otros compañeros, para enaltecer la dignidad del ser humano.

Una carismática personalidad caracterizó al Guerrillero Heroico; estadista, médico argentino-cubano, mostró valores que forjaron al hombre nuevo en su batallar cotidiano. Amigo entrañable de Camino Cienfuegos, querido y admirado por muchos en especial por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en quien confió y por el que el Che asumió, sin dudar, la necesidad de combatir en busca de la soberanía e independencia de la Patria.

Nada  frenó el ímpetu que lo caracterizaba. Formó parte de la expedición del yate Granma dirigida por Fidel Castro, por sus méritos alcanzó el grado de Comandante. Con la Revolución asumió la presidencia del Banco Nacional de Cuba y fue Ministro de Industrias. Representó a Cuba en diversos países y en importantes cónclaves internacionales. Durante la Crisis de Octubre fue designado jefe militar de la provincia de Pinar del Río.

Un valor incalculable de heroísmo enardecía al hombre cabal, su carta dirigida a Fidel muestra el gran compromiso para con los cubanos y su obra revolucionaria.

Pero la justicia de su corazón no tenía fronteras y su vida siempre la dispuso al servicio de la verdad y la justicia. No podía quedarse porque otras tierras del mundo reclamaban el concurso de sus modestos esfuerzos. En la quebrada del Yuro, en Bolivia, cayó prisionero el 8 de octubre de 1967  y al día siguiente de su captura el 9, fue asesinado.

Junto a otros combatientes, el 12 de julio de 1997 fue trasladado a La Habana y posteriormente en solemne homenaje de todo el pueblo de Cuba, sus restos depositados el 17 de octubre en el Complejo Monumentario Ernesto Che Guevara, Mausoleo ubicado en la ciudad de Santa Clara. Ese día Fidel expresó: «No venimos a despedir al Che y sus heroicos compañeros. Venimos a recibirlos. Veo al Che y a sus hombres como un refuerzo, como un destacamento de combatientes invencibles, que esta vez incluye no solo cubanos, sino también latinoamericanos que llegan a luchar junto a nosotros y a escribir nuevas páginas de historia y de gloria. Veo además al Che como un gigante moral que crece cada día, cuya imagen, cuya fuerza, cuya influencia se han multiplicado por toda la tierra.»

Hoy más que nunca el Che sigue con nosotros, las nuevas generaciones asumen su legado y cada día como una necesidad impostergable patentizan que, Pioneros por el Comunismo, ¡Seremos como el Che!

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