Indisciplinas sociales, no dejemos que sean cotidianas
Las indisciplinas sociales resultan un fenómeno cotidiano y muchas veces están protagonizadas por los jóvenes. Por eso resulta desafortunado, sobre todo porque si de algo nos preciamos los cubanos es de vivir en un país tranquilo, donde prima la alegría y la hospitalidad.
Sin embargo, subsisten manifestaciones negativas que nada tienen que ver con las normas de comportamiento social.
Estas sorprenden, sobre todo, porque se manifiestan en la actualidad de forma más habitual. En ocasiones las personas no salen al paso antes estos hechos de indisciplinas, ni reclaman su derecho a ser respetados.
Muchos jóvenes sandinenses tienen como diversión reunirse en algunos parques de esta ciudad. Algunos lo hacen para ponerse al día, ya que trabajan o estudian y aprovechan el tiempo haciendo lo que les toca.
Pero vemos a otros que se dan cita en estos lugares, construidos para el sano esparcimiento, haciendo locuras o planificando hacerlas.
Me refiero a tirar piedras en horario nocturno, poner música alta a esa hora también, fumar, ingerir bebidas alcohólicas, gritar groserías sin medir consecuencias.
Incluso robarse la lámpara que ilumina la escalera del edificio, o simplemente desconectar una vivienda de la red eléctrica. Estas son acciones que indican un evidente deterioro de la disciplina social.
Entrevisté a algunas familias y alegaban que, con la llegada del coronavirus y las duras condiciones económicas existentes, le prestaron menos atención a la formación de valores de sus hijos.
También está el criterio que voltearon la mirada dejando a un lado la disciplina y el control.
Pero todo tiene un precio. No puedes tener mañana lo que no sembraste hoy. Si descuidas la formación de los niños, por ejemplo, tienes que saber que esos serán, mal formados, los adultos del futuro.
Por eso creo que vale “apurar el paso”, porque no todo está perdido y en función del rescate de nuestra disciplina social debemos comenzar ya.
Si bien en la cotidianidad nos “asaltan”, por así decirlo, actitudes o comportamientos inadecuados, lo cierto es que tenemos que ser más combativos.
No podemos quedarnos “de manos atadas” ante las manifestaciones inadecuadas a nivel social.
Esa no puede ser la filosofía de los sandinenses ante el maltrato a la propiedad colectiva, las situaciones desagradables en la convivencia y la falta de disciplina social.
En este sentido, bien vale materializar el magistral Concepto de Revolución que anunciara Fidel y que nos advertía que hay que cambiar todo lo que debe ser cambiado.
Estoy convencida de que se puede mucho juntos, tal como nos alerta Martí, también desde el suyo y para todos los tiempos.
Rescatar y velar porque se cumplan ese conjunto de mandatos, reglas y normas establecidas por la sociedad, cuya función es garantizar la disciplina, es y será siempre una tarea de todos. Hazla tuya, es mi consejo.