Cuidar el medio ambiente es cuidar la vida
Preservar la naturaleza contribuirá a que el futuro de nuestros hijos sea mejor
Quizás miramos a nuestro alrededor y vemos todo de la misma forma que hace varios años. Sin embargo, lo que nos depara el futuro si no tomamos más en serio los avisos de la madre natura, es totalmente incierto. La verdad debemos preguntarnos: ¿tendremos un futuro? Y en caso de que obtengamos una respuesta positiva ¿cómo será todo a nuestro alrededor?
Solo necesito alejarme un poco del bullicio y prestar más atención a los reclamos del medio que me rodea.
Viajar en el tiempo no sería mala idea, el pasado, aunque etéreo no resulta de interés, en cambio el futuro por inseguro, resulta mucho más atractivo. El año 2050 es un buen punto de partida. La juventud de hoy será la sabiduría de ese entonces.
Camino por las calles, con añoranza de lo que solía tener. El agotamiento me llega rápido, el clima ha cambiado tornándose mucho más sofocante. ¿Cuánto no daría por llegar a casa y tomar un baño? Pero no puede ser, no cuento con suficiente agua para beber, así que debo conformarme con un simple aseo para limpiar mi piel, que está llena de arrugas por la deshidratación y de llagas por los rayos ultravioletas.
La ropa es descartable, lo que aumenta la cantidad de basura, volvemos a los pozos sépticos, la apariencia de la población es horrorosa.
No se puede fabricar el agua, los científicos investigan, pero no hay solución. El oxígeno está degradado por la falta de árboles, lo que disminuyó el coeficiente intelectual de las nuevas generaciones, se alteró la morfología de los espermatozoides, por lo que hay muchos chicos con insuficiencias, mutaciones y deformaciones.
Recuerdo todas las advertencias sobre la necesidad de cuidar el medio ambiente, pero nadie hizo caso, ¿por qué debía ser yo el único en hacer algo diferente? La pregunta me golpea en la conciencia.
Un nudo en la garganta me quita el habla no puedo dejar de sentirme culpable. Porque pertenezco a la generación, que terminó destruyendo al medio ambiente. La irreversible verdad me ata de manos y pies. No tomé en cuenta tantos avisos. Ahora mis hijos y los hijos de ellos pagan un precio muy alto.
Cierro los ojos con pesar. ¡Como me gustaría volver atrás y hacer que toda la humanidad comprendiera cuando todavía podíamos hacer para salvar nuestro planeta TIERRA !
De pronto algo llama mi atención. Regreso del peor viaje de mi vida. Necesito beber agua, respirar aire puro. Me recupero del amargo sabor de mis actos. Entonces me doy cuenta, no todo está perdido. Aún tengo tiempo para crear la conciencia necesaria para ayudar nuestro entorno y contribuir así en la preservación de la naturaleza para que el futuro de nuestros hijos sea mejor. Quizás, ya es hora de que lo impensable se haga realidad.